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Lizeth es una trabajadora doméstica de 40 años, jefa de familia en un departamento donde habitan cuatro adultos y dos menores.
Hasta ahora la pandemia no es el tema del que más se habla en el edificio; los niños salen a jugar a las canchas una vez que baja el sol y sus madres regresan de trabajar.
La mayoría de las vecinas, cuenta, se dedican al aseo de casas y no están en cuarentena. Aquí, como en una gran parte de las 293 colonias de la alcaldía más poblada de la Ciudad de México, desde hace años la plática vecinal gira en torno a los conflictos por el agua.
El departamento de Lizeth está lleno de garrafones, cubetas y tambos, cualquier recipiente que sirva, especialmente en la cocina.
“Ahorita no ha caído de la red. Tenemos un mes sin agua. Siempre es así en Semana Santa, pero lo adelantaron”. Explica que cuando cae es por cuatro horas y media y en momentos escalonados.
“Lavarnos las manos es lo primordial, ¡imagínate!, pero si nos acabamos el agua hay que esperarnos a que nos la avienten otra vez. Tengo alcohol, porque gel antibacterial ya no encontré”, dice.
Dentro del contexto de la pandemia en México, la capital es la región con más contagios de Covid-19, con 83 casos y 401 sospechosos. Hasta el 27 de marzo, con tres víctimas, fue la entidad con más muertes por este mal.
Ante las noticias de que este virus se agrava en personas con padecimientos crónicos, a Lizeth le atemoriza que su mamá, de 55 años, se contagie porque es diabética y a pesar de que fue un mandato oficial por ser parte de la población vulnerable al virus, en su trabajo de intendencia no le han autorizado incapacidad laboral.
Mientras platica esto, en la radio suena un anuncio, Especial Coronavirus, con indicaciones de lavarse las manos y obedecer las indicaciones de Susana Distancia.
“Desgraciadamente o afortunadamente, no sé… hay vecinas que trabajan y no están en todo el día y los que nos quedamos en casa sí nos alcanza el agua que avientan. Siento que si estuviera llena la unidad, ya no. Aquí la gente se paniquea por lo que escucha en las noticias, pero nada más es cuidarse”, opina.
La gente está espantada
El temor a quedarse sin agua durante la pandemia aumentó la carga laboral de choferes de pipas de la alcaldía habitada por 1.8 millones de personas. Uno de los encargados de la distribución del agua, quien pidió el anonimato por seguridad, cuenta que la noticia del Covid-19 está haciendo que los vecinos llamen por pipas aunque tengan “la cisterna a medio llenar”.
“La gente está espantada, quiere llenar las cisternas”, cuenta y menciona que algunas de las colonias afectadas son Agrarista, Los Ángeles, Santa María Aztahuacan, Barrio San Antonio, San José, Buenavista y El Triángulo.
En un día normal, incluso en temporada de estiaje, el chofer asegura que trasladan entre 40 y 50 pipas al día a distintas colonias.
Sin embargo, estos días han llegado a realizar hasta 300 viajes, contando los transportes del gobierno y las pipas privadas que, asegura, contrató la alcaldía.
La jornada laboral aumentó, pero los sueldos no y muestra un chat donde su patrón le exige más traslados.
Dice que, precisamente a la falta de estímulos, los choferes no asisten a trabajar, tampoco hay pipas en buen estado, mucho menos gasolina para estarse trasladando, “y son pocos choferes los que ponen de su bolsa”.
En promedio, un chofer gana 3 mil pesos quincenales si tiene contrato, la mayoría dice son ayudantes temporales que reciben mil 900 pesos.
“Agua sí hay, no nos explicamos por qué no conectan la red, pensamos que es un fin político” y menciona que fue una promesa hecha por la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, a la población durante esta contingencia.
La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, también anunció un plan en conjunto con el Sistema de Agua y la Guardia Nacional para la vigilancia de ésta acción.
De acuerdo al último reporte publicado por el Consejo Nacional de la Evaluación Política de Desarrollo Social (Coneval), en el marco del Día Mundial del Agua, 53.6% de mexicanos cuenta con suministro diario de agua.
