Edmundo Acosta, de 49 años, regresará a casa, pues al fin el edificio en el que habitaba ha sido reconstruido, luego de que colapsara en el sismo de 7.1 grados que estremeció a la Ciudad de México el 19 de septiembre de 2017.
“Ver materializado el sueño de volver es una luz, esto no sólo es una recuperación material, sino una estabilidad, seguridad y certidumbre de empezar una nueva vida”, asegura.
Al igual que él, Guillermina e Ivonne, son vecinas del inmueble ubicado en Rancho de los Arcos 32, en la colonia Girasoles de la alcaldía Coyoacán. Apenas hace una semana recibieron las llaves de los nuevos departamentos, después de tres años de espera.
Edmundo cuenta que durante este tiempo usaba el auto de guardarropa y se alojaba con amigos y familiares por temporadas, y gracias al apoyo económico y moral que recibió, pudo mantenerse en pie.
Guillermina comparte el mismo sentimiento. Se mudó a casa de su suegra, en compañía de su esposo y dos hijos: “Ha sido un camino largo, pero estamos felices y agradecidos de tener un techo”.
El inmueble fue reconstruido por la Fundación Carlos Slim, y tardó un año. Los departamentos fueron entregados a las 24 familias con electrodomésticos básicos (refrigerador, estufa y una cocina integral). Ivonne, quien vivía en la planta baja en el 4, dice que desde que el edificio se derrumbó hasta la fecha, la ayuda por parte de las autoridades capitalinas y empresas privadas no se detuvo, y aunque inician de cero, se siente tranquila.
Explica que el acercamiento con autoridades e instituciones, pero sobre todo, tener paciencia, son factores clave para los damnificados que actualmente enfrentan la misma situación y están a la espera de recuperar su patrimonio.
Al norte de la Ciudad, en la colonia Lindavista, vecina del edificio 911 Bis sobre la calle de Coquimbo, Silvia Camargo, de 83 años, no volverá al departamento que hace un mes le entregó la Comisión para la Reconstrucción a ella y su hija, pues no se siente segura.
Su hija, Silvia Rico, comenta que su madre se aloja en casa de una hermana y desde el día del sismo no ha regresado al lugar, pues fue un gran impacto para ella ver el edificio dañado y por temor a otro incidente, ha decidido no vivir ahí.
“Ya la habíamos convencido, pero cuando tembló en junio se espantó mucho y ya se echó para atrás”. Solicitarán permiso para rentar el inmueble.