Al Estado de México cada vez llegan más niños migrantes, solos o con sus familias. Son procedentes de al menos 13 países; si bien la mayoría busca seguir su camino hacia Estados Unidos, muchos han pedido asilo y se quedan a vivir en la entidad.

De acuerdo con Cristel Yunuen Pozas Serrano, procuradora de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del DIF estatal, en 2020 hubo una reforma a la Ley de Migración que asegura que los menores no se encuentren en espacios públicos o inseguros por cuestiones migratorias, sino en centros de asistencia social.

Reconoció que la entidad no se considera un lugar donde hay mucho movimiento migratorio, pero es un estado de tránsito, lo que obligó hace dos años a generar un espacio para atender a familias y niños. Para ello, hubo un acondicionamiento del centro de atención destinado a los menores de edad, donde son albergados por separado en cuestión de género.

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Entre los servicios que se brindan están la representación jurídica, atención médica del Instituto de Salud del Estado de México, les aplican pruebas Covid-19 y reciben alimentación en la que participan cocineras de Honduras, Nicaragua, Venezuela y El Salvador, con la finalidad de hacerlos sentir en un sitio cálido. Los menores reciben formación educativa y atención sicológica.

Pozas Serrano detalló que en el caso de los niños nacidos en Toluca, el Registro Civil, como parte del respeto a su derecho a una identidad, les otorga una acta que acredita su doble nacionalidad y les brinda servicios de salud.

Los centros cuentan con atención médica multidisciplinaria. Los niños presentan sobre todo enfermedades respiratorias por el cambio de clima, y las mujeres embarazadas reciben seguimiento médico. Ha habido casos de rehabilitación para quienes se accidentaron en su trayecto y requieren atención hospitalaria.

“El Estado de México recibe familias enteras y adolescentes no acompañados, así como niños pequeños solos o con sus padres que ingresan al Centro de Asistencia Social del DIFEM, y en el caso del Centro de Atención a Niñez Migrante, el objetivo es que no se separen de sus familias y aquellos que tienen un fundamento sólido para no regresar a sus países de origen, se puedan quedar en territorio mexiquense, pero la mayoría recibe un retorno asistido”, dijo la procuradora.

Muchos de ellos llegan asegurados por las oficinas de Migración, además pueden solicitar un amparo para llevar su procedimiento administrativo fuera de los albergues o centros de asistencia, pero en el caso de la entidad, desde el 22 de marzo de 2021 hasta el 31 de enero recibieron a 2 mil 304 personas, de las cuales 900 son niñas, niños o adolescentes, provenientes de Brasil, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Estados Unidos, República Dominicana, Venezuela y Vietnam.

Persecución

Según la procuradora Pozas Serrano, en este tránsito son principalmente adolescentes los que viajan no acompañados, la mayoría varones y a la fecha únicamente hay reporte oficial de tres menores de 10 años solos.

Sobre los adolescentes, comentó que provienen particularmente de Honduras, Guatemala y El Salvador. En los últimos dos casos buscan reunificaciones en Estados Unidos, pues tienen dos o tres generaciones previas en su familia que hicieron estos movimientos internacionales de desplazamiento, no necesariamente sufren violencia.

Sin embargo, sí hay casos de otras nacionalidades en los que la instancia detectó violencia, huyen de ella y algunos son perseguidos por motivos políticos. La procuraduría, en sus planes de restitución, ha solicitado el refugio, pero el trámite debe continuar en la entidad federativa, si se van se ve interrumpido.

Aunque hay casos en los que los jóvenes han cumplido la mayoría de edad en los centros de asistencia y solicitan quedarse en el país.

“Ha habido solicitudes muy exitosas, en donde los adolescentes se han quedado con nosotros, y hasta el momento 15 familias se han quedado a vivir en México, además de tres adolescentes, quienes incluso podrían ser remitidos con una familia de acogimiento o dados en adopción”, expuso Pozas Serrano.

Las instituciones no pueden obligar a los migrantes a recibir ayuda, los niños en riesgo sí pueden ser albergados.

Este tipo de asistencia es solamente para familias y menores solos que hayan sido remitidos por el Instituto Nacional de Migración (INM), es decir, si bien en Toluca y Metepec hay familias pidiendo dinero en la calle o haciendo labores de limpiaparabrisas, venta de dulces o algunas acrobacias en la vía pública, muchas veces con sus hijos, la procuraduría no puede obligarlos a acudir al lugar, pero sí es competente para proteger a los niños en caso de estar en riesgo.

“Incluso si los niños estuvieran trabajando, pidiendo dinero sin la supervisión de un adulto, la procuraduría puede ingresarlos a un albergue con previa carpeta de investigación”, precisó.

Para algunos de los migrantes pedir dinero es la opción para pasar unos días antes de seguir su camino a Estados Unidos: toman autobuses en la Terminal de Toluca y van hacia otro punto del país, otros se suben al tren de Kansas City Southern que atraviesa por la capital mexiquense para continuar. Muchos se instalan por varios días en el cruce del ferrocarril al ser una zona habitacional transitada en donde consiguen dinero para comer o viajar y están cerca del comedor comunitario habilitado en una parroquia que les proporciona alimento de forma gratuita.

Por elecciones cancelan apoyos a Hermanos en el Camino

En contraste, en el albergue de Hermanos en el Camino, de Metepec, las condiciones son cada vez más duras, reconocieron los propios migrantes y Armando Vilchis, el titular.

En estos meses, debido al proceso electoral, les han retirado todo tipo de apoyos. Por ejemplo, el gobierno del Estado de México canceló la entrega de una despensa diaria, que incluía leche en polvo para bebés.

“Es una desgracia, no sé por qué el gobierno nos hace esto, nos han abandonado, no recibimos ayuda de nadie”, lamentó el titular. En este momento hay cinco menores de edad, de ellos, un bebé de tres meses que requiere la leche, pañales y que hasta ahora no ha sido revisado por los médicos, pues apuestan a que se encuentre sano.

Para las familias no es fácil enfrentar estas condiciones, agradecidos por tener un techo para dormir y comida, lamentan que tuvieron que dejar su país y enfrentar a sus hijos a un duro recorrido en el que han vivido todo tipo de peripecias.

Don Armando, como todos llaman al titular del albergue que cuenta con registro oficial como institución de asistencia privada, dijo que a los migrantes que recibe, el Estado no les brinda atención médica a través de los hospitales o clínicas de salud pública, tampoco reciben asesoría legal ni pueden continuar con la educación de los niños. Es decir, la realidad que enfrentan es tan dura como quien llega de forma ilegal a un país, comentaron algunos de los migrantes, en su mayoría hondureños y de El Salvador.

No obstante, recordó, muchos llegan huyendo de la violencia y pese a los esfuerzos por mantener abierto el espacio, la realidad es que los apoyos son acotados.

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