El Niño de la Paz y el Bien se ha convertido en uno de los principales atractivos culturales y artísticos que con motivo de la Verbena Navideña se instaló en el Zócalo capitalino.
Desde temprano, familias recorren las múltiples actividades gratuitas que se ofrecen en este punto. Transitan por los túneles de luces, las zonas de comida, los tendederos de piñatas.
Sin embargo, la joya de la corona -o mejor dicho, de esta Verbena Navideña- es el nacimiento monumental que se instaló en la Plaza de la Constitución.
A esta obra artística monumental la integran las grandes figuras de Jesús, María y el Niño Dios Gigante, ante los cuales todos se detienen y los admiran con atención.
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El Niño de la Paz y el Bien pesa media tonelada. Sus dimensiones son de 4 metros de largo y 2.5 metros de ancho. En su pesebre, que pesa 400 kilos (solo el pesebre) alcanza una longitud de 5 metros.
Creado en 2013, por iniciativa de una familia de artistas y escultores de Iztapalapa, el Niño Dios, también conocido como El Niño de la Paz y el Bien, es una enorme figura hecha por las manos de la familia Gómez Reséndiz, quienes moldearon con resina esta figura, cuya estructura es metálica. El objetivo: preservar, exaltar, rescatar y difundir el verdadero significado del nacimiento del Niño Jesús.
afcl/mcc