“Sí son muy comunes estos tipos de rescate, más de lo que parece, y también son por temporadas”, dijo Omar Zúñiga, quien el lunes pasado rescató a un hombre que subió a un árbol de 10 metros, en la colonia Morelos, alcaldía Cuauhtémoc.
Zúñiga, quien es rescatista vertical del Escuadrón de Rescates y Urgencias Médicas (ERUM) desde hace 12 años, recibió alrededor de las 17:00 horas del lunes, una alerta para auxiliar a un hombre que llevaba una hora en la cima de un árbol, lo cual, dijo, “es más común entre noviembre y diciembre”.
“La incidencia aumenta en estas fechas debido a las presiones emocionales de fin de año (...), son días para estar con la familia, y las personas por situaciones sentimentales o emocionales intentan hacer este tipo de acciones”, dijo.
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Tras el llamado, el equipo de Omar acudió al lugar de los hechos, donde el árbol corría riesgo de caerse por los fuertes vientos. “Cada miembro tenía claro su rol en la operación”.
El rescatista subió junto con otro compañero al árbol, con ayuda de arneses y mosquetones para amarrar la cuerda de 25 metros de altura, mientras que otros tres rescatistas esperaban en el suelo. “Esto es para establecer puntos seguros rápidamente, por si se llega a caer, tener menos riesgos”.
Omar Zúñiga aseguró que una vez arriba, tienen que delimitar un espacio seguro para el contacto con el sujeto, “ya que a veces intenta brincar o falla la cinta perimetral”.
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Con precaución, y debido que “no se sabe la situación en la que se está encontrando y sin poder determinar si la persona está en un estado sicótico, hasta que llegamos a tierra”, los rescatistas intentaron entablar contacto con el hombre.
“Él (hombre en el árbol) decía que quería estar más cerca de Dios y estar teniendo esta cercanía. Dijo que entre más alto, estoy más cerca de Dios”, indicó Zúñiga.
El rescatista señaló que en estas situaciones las personas que se encuentren cerca no deben gritarles ni incitarlos a tomar alguna decisión. “Luego les dicen: ya aviéntate. ¿Te vas a aventar? ya te tardaste”.
Destacó que los rescatistas del ERUM están capacitados para todo tipo de situaciones. “Nos capacitamos en áreas como control de incendios a escala menor, porque no podemos llegar a lo que hace un bombero”.
Zúñiga señaló que a los rescatistas verticales les lleva años de continua preparación, incluso hasta la actualidad. “Algunos están capacitados en cuerdas, montañas y hasta buceo, así como en la parte de trabajos, tanto en la atención hospitalaria de pacientes”.
Zúñiga explicó que una vez que lo lograron contener y poner en una situación de control para los elementos del ERUM, comenzó el proceso de descenso.
“Utilizamos rozacadenas por si la cuerda llega a tener contacto con algo filoso, la podemos poner como protección, con lo que se minimiza el riesgo de caída si la cuerda se llega a romper”, explicó.
De acuerdo con el rescatista, este equipo no solamente protege a la víctima, sino también a los integrantes del ERUM, en caso de alguna caída.
Después de 10 minutos de rescate, “se procedió a llevar a la persona a una unidad médica para continuar con su valoración y poder emitir un diagnóstico, pero también para poder aislarla de la situación en la que se encuentra”, indicó Zúñiga.
Agregó que muchas veces las personas cercanas a las víctimas pueden detectar conductas de este tipo.
Más de mil emergencias se atienden al mes
Cada mes, el Escuadrón de Rescates y Urgencias Médicas (ERUM), atiende mil 700 casos, entre rescates y atención de paramédicos, indicó Guido Sánchez, director de esta área dependiente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).
“Mil 700 casos aproximadamente al mes entre rescates, colapsos, personas en las alturas, uso de ambulancias, entre otras situaciones”, detalló.
Guido Sánchez indicó que estos casos son atendidos por los 890 rescatistas y paramédicos que conforman el ERUM, divididos entre 45 áreas de rescate.
Precisó que cuentan con áreas de buceo, de rescate vertical, subterráneo, de montaña, en cuerda y subterráneos, entre otros.
“Hemos rescatado desde personas en los árboles, puentes, en las montañas, hasta personas que quedan atrapadas en los escombros, en el agua; así como a personas que son prensadas por máquinas de tortillerías”, destacó.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el también rescatista comentó que el ERUM también ha atendido casos de personas que “pintan o lavan cisternas, y por el bajo oxígeno que se genera a esa profundidad, se desmayan, luego baja el otro a quererlo ayudar y se encierra en la misma atmósfera y le pasa lo mismo”.
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El titular de la división aseguró que los rescatistas están capacitados, con ayuda de equipos de búsqueda avanzados, para buscar personas dentro de los escombros.
Mostró los diversos artefactos para encontrar a personas atrapadas en las estructuras colapsadas, entre las que se encontraba una cámara, la cual “ingresa por cualquiera de las grietas que quedan libres en un colapso y puede girar, para poder ver a las personas y platicar con ellas”.
Además de tres sensores que tienen la capacidad de medir la distancia del sonido.
Sánchez dijo que el uso de estos equipos es cuidadosamente inventariado, “para tener muy claro su tiempo de vida útil y que siempre esté en óptimas condiciones. Cuántas veces se usó, dónde, para qué”.