Una unidad habitacional ubicada en la alcaldía Venustiano Carranza era uno de los puntos de venta de drogas de Alejandro Tamayo Mendoza , también conocido como "El Charro" o "El Macario" .

Habitada por amas de casa, niños y personas fuera del negocio ilícito, los residentes un día vieron instalarse al negocio de narcóticos en el lugar donde viven, sin previo aviso y mucho menos permiso para desempeñar estas actividades.

Como en las tienditas de abarrotes, todo tipo de clientes llegaba al edificio ubicado en la colonia Penitenciaría para surtirse de sustancias adictivas, donde los narcomenudistas ofrecían la mercancía en el área común del edificio e incluso los compradores la consumían en el lugar.

Sobre una mesa rectangular, bolsitas con marihuana, cocaína, pastillas, grapas, piedra, entre otras drogas, se ofrecían a los compradores que hacían una larga fila afuera del predio esperando su turno para adquirir toda clase de narcóticos .

El lugar de la era vigilado por hombres que fungían como halcones o guardias para resguardar la entrada del complejo habitacional.

Portaban armas cortas y se coordinaban por radio; su tarea consistía en llevar a cabo el filtro a las personas que visitaban el edificio, tanto para adquirir mercancía de drogas como para visitar a algún inquilino en los departamentos.

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Luego de recibir varias denuncias de vecinos mediante redes sociales sobre la venta de drogas en dichos predios, la Secretaría de Seguridad Ciudadana se encargó de analizar y rastrear mediante drones el lugar ocupado por el grupo criminal encabezado por Alejandro Tamayo, por lo que en el mes de mayo de este año comenzó la investigación que daría con "El Charro".

Todo queda en familia 

Conocido como "El Charro" , debido a la característica de sus piernas, o "El Macario" , haciendo alusión al día de su nacimiento, Alejandro Tamayo inició en el negocio de la venta y distribución de drogas a la edad de 18 años. Su historia en el narcotráfico comienza por influencia de su padre, Rodolfo Tamayo Hidalgo , que se dedicaba al mismo negocio en la década de los 80 y 90, en el barrio de Tepito.

Siguiendo los pasos de su progenitor, al crearse la organización criminal La Unión Tepito , Alejandro decidió formar parte de la banda, donde aprendió el proceso de elaboración de drogas diversas.

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Pero este vínculo se fue deshaciendo al caer los cabecillas de la organización. Para Tamayo Mendoza , el hecho de que los narcotraficantes líderes de La Unión Tepito fueran apresados le abrió camino para deslindarse del grupo, independizarse y consolidarse como el jefe de su propia organización .

Junto con sus hermanos, “El Macario” logró crear su propia banda criminal dedicada a la venta y distribución de drogas; Alejandro quedó como jefe y buscó extender el negocio a las alcaldías Iztacalco e Iztapalapa, donde contaban con distribuidores.

El comercio familiar fue creciendo con la llegada de nuevos integrantes; ya no solo participaban sus hermanos, también sus sobrinos, cuñados, yernos y las dos hijas mayores del líder.

Puntos de venta 

Tamayo empleó una estrategia para que el negocio pasara desapercibido, por lo que diversos inmuebles de la Ciudad de México fueron los lugares elegidos para desarrollar su organización con la elaboración y venta de narcóticos.

En algunas ocasiones, Tamayo enviaba a sus trabajadores a ocupar predios abandonados para instalarse y comenzar a distribuir la mercancía, en otras, para mantener con bajo perfil el negocio, ordenaba ocupar edificios habitados por familias , por lo que algunas personas que vivían en los departamentos del inmueble eran desalojadas de un día para otro.

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Para otras, el huir no era una opción; al no tener otro lugar dónde más habitar, permanecían en el sitio con la zozobra de que algún día el crimen organizado acabara con sus vidas sin siquiera ser parte de él por voluntad propia.

En algunos de estos lugares se elaboraban desde cero las drogas que posteriormente se pondrían a la venta, en otros solo se comercializaban.

Un vecino normal

Tamayo Mendoza vivía en una casa con estilo Partenón en la alcaldía Coyoacán . Salía a recorrer las calles de su colonia como cualquier persona; algunas veces se desplazaba en su motoneta, otras veces en su coche, pero nada denotaba que fuera el líder de una organización delictiva, según cuentan los vecinos.

No tenía cuentas en el banco ni tarjetas de crédito, por lo que todo lo que compraba era pagado en efectivo. Respecto a su oficio, siempre mantuvo un perfil bajo aunque él mismo se encargaba de varias áreas de su negocio, como el cobro y la elaboración de cocaína, quien su padre, Rodolfo Tamayo, le enseñó a cocinar.

Había conformado equipos de futbol y pagaba a sus jugadores entre quinientos y mil pesos por partido, a los que asistía en compañía de sus cuatro hijas y su esposa Denys Vaylon .

Aunque con palabras nunca presumía su dinero, "El Charro" era identificado como una persona con nivel socioeconómico alto, le gustaban los viajes y los lujos; sus vecinos lo ubicaban como un empresario ; sin embargo, el rubro era algo que mantenía en secreto.

Entre los lugares que visitó junto a su familia, se encuentra Dubai, Francia, Nueva York, Los Ángeles, Florida, y este mes viajaría a Estados Unidos, por lo que compró boletos para pasar un tiempo en la ciudad de Chicago, pero el destino tenía otros planes para él.

"El Charro" sorprende al vecindario 

Luego de algunos operativos acatados desde el mes de junio en los lugares comandados por "El Macario" implementados para la venta de narcóticos donde fueron decomisadas drogas, armas y dinero, así como el arresto de algunos de los miembros de la banda, los días en libertad para Tamayo Mendoza estaban contados.

El 24 de noviembre, la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), en colaboración con la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México , cumplimentó una orden de cateo en la residencia de Alejandro Tamayo Mendoza, ubicada en la colonia Culhuacán, alcaldía Coyoacán de la Ciudad de México.

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El domicilio con estructura de Partenón tenía en ciertos lugares el sello característico de “El Charro”: Una figura en forma de bigotes para hacer alusión a uno de sus alias. Alejandro fue detenido por el Fiscal de Investigación del Delito de Narcomenudeo, Oliver Pilares Viloria , con ayuda del equipo de Unidad Metropolitana de Operaciones Especiales.

En la residencia de "El Macario" también se encontraba Denys Grisel Vaylon Tovar , su esposa; y Armando Sánchez Rodríguez , su yerno, por lo que también fueron detenidos y puestos a disposición de las autoridades competentes.

Se decomisaron 173 dosis de cocaína, 191 dosis de marihuana, un arma larga y vehículos.

Hasta su detención, "El Charro" llevaba 22 años en la mafia , mismos que logró mantener gracias a una doble identidad: en Coyoacán era el vecino empresario; fuera de ese entorno, era el líder y cocinero de un mercado de sustancias ilegales.

Denys Vaylon no esperaba que el imperio delictivo de su esposo fuera detectado en algún momento.

La esposa de Alejandro Tamayo declaró que no pensaba que las autoridades fueran a dar con su organización, pues habían mantenido el comercio por más de dos décadas sin levantar sospecha alguna.

"El Charro" no sólo tenía presencia en la Ciudad de México, también contaba con un lugar oculto ocupado como bodega para resguardar sus pertenencias de más valor, ubicado en el municipio de Ecatepec , en el Estado de México.

Al lugar también llegó el operativo comandado por la SSC, logrando asegurar tres armas cortas tipo escuadra, cartuchos, una camioneta, un arma corta, celulares, IPads y demás dispositivos electrónicos.

La investigación de la Secretaría de Seguridad Ciudadana ha logrado detectar el modo de operación y los puntos de venta que "El Charro" estructuró para sedimentar su organización delictiva.

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Hasta el momento, se han cumplimentado 17 cateos , asegurado 4 mil dosis de cocaína en piedra, 871 dosis de cocaína, 241 dosis de marihuana, 150 bolsas de cocaína, 70 bolsas de marihuana, 3 armas cortas y un arma larga.

Además de la detención de 41 personas entre familiares y colaboradores, dedicados a la vigilancia, venta, empaque y distribución de las sustancias.

La investigación en torno a la organización criminal liderada por Alejandro Tamayo Mendoza aún sigue abierta. "El Macario" fue vinculado a proceso y espera su sentencia por el delito contra la salud en su calidad de narcomenudeo.

Los colindantes de "El Charro" se mostraron sorprendidos al enterarse que el hombre que aparentaba ser uno más de ellos, en realidad manejaba bajo su apariencia de buen vecino toda una red de narcomenudeo junto con toda su familia.

En los edificios cateados donde habitaban las personas que no pudieron salir del lugar, ya que no contaban con otro espacio para vivir, la gente está agradecida con las autoridades por devolverles un lugar donde ya no hay más control para su entrada y salida, pero sobre todo porque ya no existe en su entorno la venta de drogas.

Los que en algún momento tuvieron que huir de sus hogares debido a las órdenes de los trabajadores de "El Macario", hoy regresan con cierta incertidumbre a habitar sus casas.

Cayó el líder de la organización que atemorizaba a inquilinos en sus propios hogares pero aún faltan aliados por detener, entre ellos, sus dos hijas mayores, de las que solo se sabe se encuentran ocultas en algún hotel de México.

apr/acmr