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San Mateo Atenco, Méx.— Tras cuatro días del desbordamiento del río Lerma, cientos de vecinos todavía sufren por el agua fétida anegada al interior de sus hogares y en las calles; gracias a la solidaridad entre los damnificados enfrentan la emergencia, a la que dicen, las autoridades respondieron tarde, pues desde el viernes advirtieron de los riesgos por la fractura en el margen del afluente.

Los habitantes de San Juan, San Nicolás, San Pedro, San Lucas, Santiago, Guadalupe, aseguran que el olor, los moscos y la suciedad del líquido comenzó a provocar sarpullido en algunos niños, además del dolor de cabeza permanente en todos los expuestos al agua, por lo que demandan a las autoridades estatales y municipales una solución definitiva al problema, porque cada que llueve se inundan.

Aunque la calle Juárez, que es la principal de esta localidad, ya fue drenada, la mayoría de las vías adyacentes se encuentran en mal estado, sobre todo en la zona aledaña al río, donde se observa el agua que en algunos casos rebasa los 20 o 40 centímetros. Incluso hay sitios donde se observa a los niños que portan botas de plástico jugando en la calle con el agua contaminada.

Muchos de los vecinos reconocieron que son parte del problema, porque se encuentran asentados en zona federal donde no debieron construir sus viviendas, pues se encuentra el afluente. Otros más admiten que aún estando inundados, hay quienes arrojan hasta seis bolsas de basura a las calles, provocando el taponamiento de las alcantarillas.

La mayoría coincide en que llegaron ahí desde hace más de dos generaciones y no tienen a dónde ir, por lo que están dispuestos a participar en todas las acciones necesarias a cambio de asegurar que no habrá más daños a sus viviendas, porque con los escurrimientos del Lerma o de otros cauces que atraviesan por la zona, han perdido sus muebles, la ropa, y especialmente la tranquilidad.

Aún así, la mayoría desconfía que la solución a las inundaciones sea la colocación de 33 mil costales en el bordo, sino apelan a una obra firme que resuelva de forma definitiva.

Las opiniones sobre el flujo del auxilio que brindaron los gobierno estatal y municipal se contraponen, hay casos donde admiten que las 12 toneladas de cal y los costales de arena fueron distribuidos entre los más afectados, otros acusan que hay vecinos “aprovechados que sólo acudieron por apoyos sin estar en la zona perjudicada”, varios dicen que la arena no sirvió, pues la fuerza del agua y los químicos deshicieron los costales y se salió, generando más lodo.

En la esquina de callejón de San Pedro con la calle Juárez, la principal del municipio de San Mateo, se estableció un puesto de vacunación en donde se observa poca gente, es una fotografía que se replica en varias calles de los barrios afectados. Las autoridades estatales informaron sobre la distribución de 4 mil 649 vacunas y 3 mil 700 sueros, pero muchos vecinos de la zona más dañada rechazan haber recibido ese tipo de asistencia.

Jacqueline Ruiz tiene 20 años y estableció un comedor comunitario para ayudar a los vecinos de la parte más baja del callejón de San Pedro.

Carlos Mejía González, un zapatero de esta localidad resumió que a las autoridades les piden que resuelvan el conflicto definitivamente, a la gente que no sea aprovechada y permita que el auxilio fluya hacia quienes lo necesitan, pero a los visitantes que “venga a porque no todo San Mateo está dañado”.

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