Saúl estaba en el lugar y en el momento equivocado
, cuando fue baleado en la puerta del salón de las “gomichelas” , él no era reggaetonero, era estudiante de electromécanica , señaló Carlos Mireles amigo de una de las cinco familias que perdieron a sus hijos en la balacera entre dos grupos, en que 12 jóvenes fueron impactados por balas.
El 5 de octubre el cuerpo de Saúl quedó tirado justo a la entrada del salón Gaudi, conocido en la colonia Benito Juárez como el de las “gomichelas”, por la venta de cervezas con gomitas que realizan en un local del mismo inmueble, ubicado en la calle Sierra Madre del Norte a dos cuadras de su casa.
“Él no era reggaetonero, era estudiante y su pasión era la escuela y los autos”,
reiteró Carlos, quien relató el dolor de la familia de Saúl al ver el cuerpo de su hijo mayor tendido frente a la puerta del salón, la noche del viernes 5 de octubre.
Saúl acababa de cumplir 18 años y apenas en agosto había entrado a la escuela a estudiar electromecánica, no fumaba, no bebía, no consumía drogas, ni siquiera estaba dentro del salón, algún vecino lo invitaba a entrar, pero como a él no le gustaba el reggaetón, por eso no había entrado cuando se soltó la balacera, afirmó Carlos.
Desde que tenía cuatro o cinco años de edad, Saúl vestía overol y manejaba herramientas junto con su padre, en lo que en un inicio para él fue jugar y después se convirtió en su pasión, componer y modificar autos.
De los cinco jóvenes fallecidos en la balacera del salón Gaudí, el viernes 5 de octubre, al menos Saúl y Angy de 17 años de edad eran vecinos de la colonia Benito Juárez ; a tres días de los hechos siete jóvenes más permanecen hospitalizados por heridas de bala, informaron fuentes de la Fiscalía mexiquense.
cg