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Toluca, Méx.- A los panteones delegacionales de la zona norte de Toluca llegaron cientos de familias otomíes para recuperar la tradición de conmemorar a San Miguel Arcángel, una fecha en la que colocan ofrendas en las tumbas de los niños, como lo hacen en noviembre para los difuntos. Tapizadas con cempasúchil y nube, como una forma de recordar a sus seres queridos, este martes, llegaron las familias a los camposanto de la región.
Algunos todavía lloran. La nostalgia - dicen- los invade porque además, ha sido un año duro, en el que han perdido amigos y familiares debido a la pandemia por Covid -19.
La señora Enriqueta Hernández todavía llora al recordar a su hija más grande, platicó que ella murió a los siete meses de edad por deshidratación, y se quiebra al recordar que era una mamá muy joven, que desconocía sobre los cuidados a los bebés, además, dijo, aprovechó para visitar a su mamá, que hace varios años falleció.
"Me dejó muy sola, vengo hoy a platicar con ellos, a visitarlos y que sepan que no los olvidamos".
Acompañada de sus dos nietas y su hija, colocó flores de todos colores, pocas, lamentó, pues el dinero no alcanzaba el dinero para más.
La familia barre, limpia con agua y talla con zacates las tumbas con lápidas de cemento, mientras que trata de mejorar el aspecto de aquellas que siguen siendo de tierra. En el caso de la señora Enriqueta, esta tradición es de las más bellas de su pueblo, pues no sé olvidan de sus orígenes y a los más pequeños les enseñan a quererse mucho, visitarse aunque sea en la tumba.
En San Pablo Autopan, San Andrés Cuexcontitlán y San Cristóbal Huichochitlán los vecinos acostumbran sembrar cempasúchil, aunque este año se colocaron los puestos de flores, que de acuerdo con los vecinos, elevaron el costo de la flor, pasaron de 70 el ramo de cempasúchil a 130 pesos, mientras que la nube duplicó su precio, pues llegó hasta los 100 pesos.
Aún así, las familias asistieron con todo lo necesario para hacer la limpieza. En el caso de Cirilo Domínguez Alcántara, volver al panteón delegacional era importante, aseguró, pues desde el 2019 no pudo volver a ver a sus dos hermanos y su hijo, quienes murieron siendo niños. Si bien, su mamá y sus hermanos, el año pasado saltaron la barda del camposanto para limpiar las tumbas, "nunca es lo mismo poder seguir nuestras tradiciones, porque viene desde nuestros bisabuelos o antes, y ahora se lo inculcamos a los niños", refirió.
"Pensamos que este año iban a mantener cerrado porque sigue habiendo mucho muerto por el virus (SARS-COV-2), nos dijo eso el delegado, pero nosotros nos dimos una vuelta y aprovechamos a entrar. Extraño mucho a mi familia", afirmó