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Los policías capitalinos se sienten inseguros en las calles, no sólo porque están vulnerables ante la delincuencia, también se sienten desprotegidos por la falta de apoyo de sus superiores, aseguran que en los eventos donde se “debe demostrar autoridad y en los cuales se debe hacer respetar el uniforme”, nunca son respaldados; por el contrario, son reprendidos, cesados o exhibidos en redes sociales como malos elementos.

En ocasiones “se hacen de la vista gorda”, voltean para otro lado a fin de evitar problemas; aceptan que el único respaldo que tienen son ellos mismos, pues los comandantes o jefes de turno tienen otras prioridades y no son las de salvar la vida o evitar ser sorprendidos por los delincuentes, como le sucedió a Margarita.

Además deben enfrentar a la delincuencia organizada, “aquí te tienes que cuidar de todos, de los malos, de los jefes y de los teléfonos celulares. Ahora con esos aparatos un detenido o cualquier persona graba la parte que le conviene, la sube a Facebook, somos los peores policías del mundo y unos abusivos, cuando no conocen lo que en realidad pasó, en esos casos es cuando ocupamos el apoyo de nuestros jefes”.

“Pero no es así, lo primero que hacen es castigarnos, nunca nos escuchan. Por ejemplo, al jefe [Hiram Almeida] sólo lo veo en estos eventos, a la tropa no baja, no hay empatía ni nada, él no es policía, nunca lo fue, y no sabe lo que es estar en las calles cuidándose las espaldas”, expuso el oficial Héctor Martínez durante el evento donde se despidió con honores a los dos policías asesinados el pasado fin de semana.

Como ejemplo de lo injusto que es la sociedad con ellos, narró lo sucedido el pasado fin de semana en la delegación Venustiano Carranza. Una patrulla llegó para atender una llamada de auxilio, unos jóvenes se embriagaban, los uniformados les pidieron retirarse tras la queja de los vecinos, pero éstos se abalanzaron en su contra y dos los oficiales resultaron brutalmente golpeados.

“Ninguno de los policías metió la mano, los empezaron a grabar con el celular y les dijeron que no estaban haciendo nada y no sé cuántas cosas más, prefirieron recibir los golpes a defenderse porque sabían que si hacían algo, nadie de los jefes, ni el secretario los iba a ayudar, así está la cosa. Sabemos que hay policías malos, pero no somos todos”.

“Damos la vida por la gente, estamos en un evento donde mataron a una de nosotros y la gente ni se preocupa ni nada, creo que no es justo. La corporación y los jefes deben de tratar hacer valer y respetar el uniforme, de otro modo, cualquiera nos puede gritar o escupir y no pasa nada”, sentenció Héctor Martínez. quien por varios años fue pareja de la policía asesinada en la Central de Abastos.

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