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En San Mateo Tlalchichilpa los habitantes no sólo se dedican a la producción de castillería y pirotecnia sino a la siembra, por eso el primero de mayo todo el pueblo se divide en cuatro cuadrillas que dedican el día para adornar con semillas y papel china unos arcos de madera de cuatro a cinco metros de altura y que entregan como una ofrenda a la virgen María, para que bendiga el inicio del ciclo agrícola.
Casi a la entrada del municipio de Almoloya de Juárez , las cuatro cuadrillas compuestas por 200 personas cada una, preparan comida, llevan bebida y se disponen a decorar con flores, entre otras figuras de papel china el arco que entregarán a los fiscales de la Parroquia de San Mateo.
Para la entrega que coordinan los 16 fiscales del poblado, los acompaña un grupo de banda y queman juegos pirotécnicos, pues las autoridades delegacionales preparan una gran fiesta en el centro de esta localidad previó a la misa en honor al santo patrono, San Mateo y la Virgen María.
Fotografía: Jorge Alvarado / EL UNIVERSAL
El fiscal Arturo Castillo Galván precisó que esta tradición tiene décadas y a los fiscales los elige el pueblo, que son los encargados de elegir a tres personas por cuadrilla, quienes harán la colecta anual para la Parroquia, mientras que para el adorno del arco, los participantes aportan en promedio 100 pesos para comprar todos los materiales que lleva el arreglo.
“Este mes cumple ocho años de ser Parroquia, incluye las comunidades de La Loma I y II, Santiaguito Tlalcilalcalli, El Porvenir, por lo que el objetivo de realizar esta festividad es pedir a la virgen que les permita tener una buena cosecha de maíz en el ciclo de siembra”, comentó.
En una de las cuadrillas encabezada por Joel Hernández Romero y Martín Romero, varias familias desde los niños hasta los abuelos participaron en el arreglo del arco.
Los organizadores platicaron que el arco está hecho de la madera de dos árboles viejos que talaron hace unos días , en tanto que la mayoría de las familias se dedican a la siembra de maíz, por lo que piden que haya una buena siembra y cosecha, pues deben competir con el grano que llega de otras entidades e incluso del extranjero, lo que abarata su producción.
“Aquí somos como 120 personas, somos una cuadrilla y además tenemos a un encargado echando luces para acompañar la fiesta. Aquí todos participamos, lo que nos gusta es que es una actividad familiar, que no sabemos ya ni cuantos años tiene de haber llegado al pueblo, pero que nos emociona”, expresó.
Fotografía: Jorge Alvarado / EL UNIVERSAL
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