Mi abuelo hacía piñatas. Somos la tercera generación , ya vamos para la cuarta”, relata María Guadalupe Pallares Pereda , de Casa Pallares.

Más de 100 mil piñatas fueron elaboradas durante todo el año por artesanos de Cuautitlán y distribuidas en la Ciudad de México y otras entidades del país, las cuales alegrarán con sus formas y colorido las posadas mexicanas .

“Somos más de 100 agremiados al grupo Unión de Piñateros de Cuautitlán. Estamos en un gremio. Trabajamos todo el año nada más para noviembre y diciembre. Todo el año hay talleres elaborando piñatas para esta temporada. Creo que hicimos alrededor de unas 100 mil entre todos. Nosotros hacemos como cinco mil, un solo taller, Imagínese todos los talleres”, dice la mujer.

Añade: “Antes las piñatas eran nada más de chinos y nochebuena. Ahora le ponemos confeti, escarcha, crepé, eso hace que se vean más llamativas, más bonitas. Las que más se venden ahorita son las de cinco picos, que llevan nochebuena, y los piños de navidad, los santacloses, payasos, las estrellas de siete picos, que son las tradicionales”.

En Cuautitlán se ubica el “Kilómetro de la Piñata”, a un costado de la carretera Cuautitlán-Melchor Ocampo, entre Tlaltepan y la unidad Santa Elena.

"​Mi abuelo hacía piñatas. Somos la tercera generación"
"​Mi abuelo hacía piñatas. Somos la tercera generación"

Desde hace varios años habitantes del lugar se dedican a la fabricación de piñatas y cada vez más personas los visitan para comprar el producto, que va de los 30 centímetros hasta los cinco metros de altura.

Víctor Manuel Pallares Cano, de “Piñatas Isela”, menciona que anteriormente en el lugar elaboraban ollas de barro para las piñatas, pero autoridades ecológicas prohibieron la labor y cambiaron a fabricar las piñatas, de olla de barro y sobre todo de cartón.

“Antes éramos más de 100 productores, ahora se bajó. No tienen lugar dónde ponerse, somos menos artesanos. Es por falta de apoyo del gobierno. La piñata está carísima porque nos están subiendo el papel, por la situación económica. Cuesta de 35 a 40 pesos. Es cara para los que revenden. La gente viene a comprar para revender y algunos para su mismo servicio”, dice.

Nohemí Yareli de Paz Corona, de 18 años de edad, trabaja en los talleres de piñatas.

“En los colores de las piñatas, saco los que más resaltan. Decorar me gusta mucho, con mucha imaginación. Me gusta apreciar lo que hice, decir ‘esta quedó muy padre’”, expresa.

Pallares Pereda afirma que 80% de las piñatas que realizan son de cartón y el resto de olla de barro, ya que esta última todavía hay personas que la piden, aunque la mayoría cree que son peligrosas para los niños.

"​Mi abuelo hacía piñatas. Somos la tercera generación"
"​Mi abuelo hacía piñatas. Somos la tercera generación"

Añade que muchos de sus clientes son autoridades municipales y estatales, así como empresas, que compran las piñatas para regalar y para adornar.

“Todo el material es importado, el dólar está muy caro y el material está muy caro. Cuando no es temporada y tenemos que trabajar todo el año, pues el papel es caro. Nunca nos han llegado apoyos del gobierno del Estado de México, municipal o federal. No nos han apoyado. Dicen que no es una artesanía, que es una manualidad, no la consideran una artesanía”, asegura.

Agrega que los piñateros requieren apoyo para adquirir maquinaria para cortar el papel, que en ocasiones ellos se ingenian para crearla con motor y cuchillas, con lo que agilizan su labor.

“Si ellos (las autoridades) nos apoyaran conectándonos con quienes venden el periódico, que no hubiera intermediarios, entonces se abaratarían materias primas: Yo, como gobierno, les puedo decir donde pueden encontrar papel más barato y apoyarnos. No necesitamos mucho, nada más que nos ayudaran a conseguir la materia prima más barata”.

Los 100 productores de piñatas de Cuautitlán se convierten en una fuente de trabajo para el municipio, sobre todo en la temporada decembrina, cuando contratan más empleados para aumentar su producción.

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