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En el mundo hay 80 millones de personas migrantes, que son vulnerables para las mafias de la prostitución, tráfico de órganos y esclavitud en el trabajo,
señaló Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la academia pontificia de las Ciencias.
Esto en la declaración conjunta que firmaron aquí líderes religiosos, para terminar con la esclavitud moderna, donde Karla relató que a los 12 años de edad, siendo una niña “tuve que atender más de 30 clientes al día”, en un acto organizado por Rosi Orozco presidenta de la comisión “Unidos vs La Trata AC”
Esta “iniciativa histórica tiene por objeto inspirar a todos los credos y a personas de buena voluntad a llevar a cabo acciones tanto espirituales como prácticas, a fin de llegar al año 2020, habiendo erradicado las formas modernas de esclavitud, de una vez y para siempre en todo el planeta”, firmaron dirigentes de la comunidad ortodoxa, judía y católica, entre otros.
La trata de personas, el trabajo forzado, la prostitución, el tráfico de órganos y toda relación que no respete la convicción fundamental de que todas las personas son iguales , tienen la misma libertad y la misma dignidad, constituye un delito grave contra la humanidad, coincidieron líderes religiosos en la firma de la declaración conjunta.
Esclavitud que forma parte de “la globalización de la indiferencia”, lamentó Marcelo Sánchez Sorondo,quien señaló que hoy en el mundo hay 80 millones de migrantes, que se encuentran sin un hogar y sin trabajo que son vulnerables a las mafias de la prostitución, los trabajos forzados y al tráfico de órganos.
Ante líderes religiosos víctimas de trata, relataron sus experiencias como sobrevivientes de prostitución y esclavitud. “Soy Karla Jacinto y a los 12 años tenía que atender a más de 30 clientes al día, en un cuarto de hotel, hombres que tenían esposas, hijas y familia, entre los que sólo uno -José Calvario- pagaba para no tocarme y fue quien me ayudó a escapar de mis tratantes”.
Zundori, conocida como “la esclava de la tintorería”, apenas si se reconoce en las imágenes de su rostro y cuerpo donde peritos contabilizaron más de 600 cicatrices por quemaduras, pinchazos y golpes que sufrió en cinco años y medio, en los que vivió en un reducido espacio, atada a una cadena y en los que llegó a planchar 22 docenas al día de ropa, sin comida o posibilidad de ir al baño, hambrienta “ llegué a comer pedazos de plástico y a beber agua de la plancha”, esclavitud de la que logró escapar en la Ciudad de México y sus patrones fueron condenados a 30 años de prisión.
En México hay cuatro iniciativas de Ley, que podrían reactivarse en septiembre, que facilitarían la salida de tratantes condenados a 30 años de prisión, alertó Rosi Orozco, presidenta de “Unidos vs La Trata AC ”.
irr