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emilio.fernandez@eluniversal.com.mx
Ecatepec, Méx.— Arlet, de 22 años, no regresó a su casa. La mañana del 25 de abril, la madre de tres pequeños fue vista con vida por última vez.
A las 12 horas debía recoger a Íker, el mayor de sus hijos, en el preescolar, que se encuentra cerca de su hogar en la colonia Jardines de Morelos, pero no lo hizo. Guadalupe, su madre, tuvo que ir a la escuela por su nieto.
“Le pregunté a mi niña de tres años que dónde estaba su mamá y me señala que allá arriba, donde están los lavaderos; en la planta baja había una bolsa de ropa sucia, mi hija habitualmente iba a mi casa a lavar su ropa, le marcamos y marcamos [a su teléfono celular], pero no contestó”, relató.
Arlet rentaba un departamento en la calle Playa de Tijuana, donde vivía con sus tres niños.
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En ese mismo inmueble alquilaban un cuarto en la azotea, cerca del área de lavaderos, Juan Carlos y Patricia, a quienes la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) detuvo el jueves por cometer, presuntamente, al menos 10 feminicidios.
Desde la primera vez que su abuelita Guadalupe le preguntó por su mamá a Aitana, la pequeña de tres años le dijo que estaba en la parte de arriba de la vivienda, donde el viernes pasado personal de la fiscalía mexiquense encontró restos humanos, algunos de los cuales pueden ser de Arlet.
“La fiscalía no me ha avisado que hayan encontrado el cuerpo de mi hija entre los restos que sacaron de la casa, ella aún cuenta con el estatus de desaparecida”, comentó la madre.
Durante la primera audiencia del domingo pasado en los juzgados del penal de Chiconautla, donde está recluida la pareja, el Ministerio Público reveló que el imputado declaró que habría matado a 20 mujeres, entre ellas Arlet, Evelyn y Nancy Noemí.
El esposo de Arlet se fue a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades, por eso ella vivía con sus tres hijos menores de edad.
A doña Guadalupe le contó Arlet que había contactado a un supuesto amigo de la secundaria a través de Facebook: “Me dijo: ‘Mamá este chavo dice que es mi amigo de la escuela, que ya sabe que tengo tres hijos, sus nombres y que estoy sola’”.
El viacrucis de la familia está a punto de cumplir seis meses. Un semestre de sufrimiento que aún no termina.
Guadalupe denunció el 2 de mayo pasado, en un encuentro con familiares de víctimas de feminicidios y personas desaparecidas, el peregrinar que emprendió para ser escuchada.
Acudió con las autoridades en busca de ayuda. “Mi compadre se adelanta y lo mandan con el comandante [Javier] Pita [titular de la Célula de Búsqueda Inmediata de Personas Desaparecidas municipal], pero dijo que no podía actuar si no tenía una denuncia en la mano. Él rastrea su número telefónico [de Arlet] y aparece con la ubicación de San Carlos y le preguntamos que si no puede hacer algo para que fuera a algún lugar para que tuvieran la tecnología necesaria y no lo hizo”, denunció.
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Fue un largo peregrinar de Guadalupe para presentar la denuncia y luego dar con la ubicación del teléfono, incluso hasta con las “sábanas” de las llamadas del número telefónico de Arlet, de quien supo que la última llamada la realizó a las 10:30 de la mañana. Pese a todo ello, acusa, las autoridades hicieron poco.
La búsqueda no se efectuó en el lugar donde marcaba la señal del celular de Arlet, sino en otra área cercana al Parque Ehécatl.
El ayuntamiento de Ecatepec iniciará una investigación para evaluar el desempeño de Javier Pita porque hay otras quejas de familiares de desaparecidos de que no actúa con rapidez y eficacia para buscarlos.
