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Toluca, Méx.— En el Estado de México se registraron 863 incendios forestales entre enero y el 4 de abril, por los cuales hubo daños en 4 mil 475 hectáreas de bosque, pastizal o arbustos, informó la Protectora de Bosques (Probosque).
La recomendación para los ejidatarios y agricultores es solicitar asesoría del personal capacitado, por ejemplo, para la apertura de brechas cortafuego que permiten controlar las quemas y evitar daños.
Del total de superficie dañada en lo que va de 2018, 4 mil 53 o 91%, es arbusto; 365 mil (85%) renuevo, y 55 mil (1%) arbolado adulto.
Entre el 27 y 31 de marzo se registró un siniestro en Joquicingo donde se perdieron 400 hectáreas de las cuales 205 (51%) fueron arbusto, 110 (25%) pastizal, 65 (16%) renuevo y 20 (5%) arbolado adulto.
Para combatir el fuego en esta región norte del territorio mexiquense la Probosque desplegó a 261 brigadistas y un helicóptero; sin embargo, para todo el estado despliegan 17 brigadas que suman 204 elementos en promedio, cada una cuenta con 10 a 12 integrantes; no obstante de estos llamados “chamusquines”, los inspectores también son capacitados para el combate de las llamas, éstos participan cuando es necesario por la cantidad de alertas que deben sofocar o la intensidad de un siniestro.
Para evitar los incendios desde el inicio de la temporada de estiaje —a finales de febrero— la dependencia recomendó no realizar quemas agropecuarias sin supervisión, no encender basura en zonas boscosas ni dejar botellas de vidrio, apagar fogatas con agua o tierra, no arrojar colillas de cigarros encendidas y evitar el uso de globos de cantoya.
El año pasado hubo mil 450 incendios en todo el territorio que afectaron 11 mil hectáreas.
Para prevenir que el uso del fuego se convierta en incendio, es necesario seguir ciertas recomendaciones como poner un aviso, delimitar el área a tratar o a quemar, y notificar a los vecinos para que se ayuden sin provocar problemas.
Las región más problemática es Valle de Bravo y Atlacomulco; al inicio de año se registraron nueve incendios con una superficie afectada de 25.5 hectáreas en Amecameca, Acambay, San José del Rincón, Ocuilan, San Felipe del Progreso, Tenango del Valle e Ixtapaluca.