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Xonacatlán, Méx.— Entre los habitantes del municipio de Xonacatlán, las opiniones sobre la llegada de la Guardia Nacional están divididas; algunos como Lorena Vázquez opinan que es una fortuna su presencia porque se siente más segura porque la ha visto patrullar las calles, pero otros como Óscar Gilberto dicen que aun con este cuerpo de seguridad siguen los robos y homicidios.
Desde hace dos semanas llegaron 26 elementos de la corporación federal a esta zona del Valle de Toluca, confirmó el alcalde Serafín Gutiérrez Morales, quien solicitó la presencia del grupo ante el incremento en la tala clandestina y el robo de vehículos que son, dijo, los delitos que más afectan a la población.
Para Omar Bustamante, vecino de la zona, la llegada de la Guardia es un respiro porque desde hace varios años se incrementó la incertidumbre por los asaltos en el transporte público y en la parada del camión.
“Sobre todo, en mi caso, lo veo porque debo viajar a Naucalpan todos los días, allá está mi trabajo y pues esta carretera que atraviesa por Xona es una de las consideradas entre las más peligrosas”, dijo.
En “la tierra del peluche”, como se identifica al municipio por su actividad ligada a la fabricación de muñecos, la gente entrevistada coincide en que observar a los uniformados de la Guardia Nacional les “da tranquilidad”.
“Es que desde hace varios meses decidimos salir menos de noche, por ejemplo, cuando hay ferias, pues preferimos venir temprano porque además de que hay mucho borracho, llega mucha gente de otros lados y no se sabe quién es el mañoso. Pero hemos escuchado con el presidente [Andrés Manuel López Obrador] que estos policías son menos corruptos, que vienen a cuidarnos y que van a arreglar las cosas”, expresó Lorena Vázquez.
Por el contrario, otros vecinos se mostraron desconfiados de su utilidad, hasta no ver los resultados. Óscar Gilberto afirmó que en el municipio hay muchos robos, sobre todo contra los transeúntes; se llevan los coches y son hasta tres por semana, cifras en las que coincidió el presidente municipal. “Hasta no ver no creer. Ya nos han prometido tanto, que uno no sabe”, externó.
Incluso en la explanada principal del poblado, adonde acudió un comando, los niños se acercaron a los uniformados para tomarse una fotografía. Los adultos se refieren a los uniformados con respeto.
“Estoy emocionado porque parecen como los personajes de las películas que tienen uniformes grandes y que se ven muy altos, como esos que salvan en las guerras”, platicó Óscar, uno de los niños que se tomaron fotos con los integrantes de la Guardia Nacional.