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Metepec, Méx.— Sobre su mesa hay diversas piezas que asemejan vestigios arqueológicos aparentemente recién enterrados, pero son creaciones de Agustín García Reyes, un artesano que desde hace 20 años se dedica a la fabricación de instrumentos de viento y percusión que recuperan la tradición sonora prehispánica.
Flautas y tambores se apilan en su taller; elabora ocarinas con siluetas de jaguares, aves, entre otros, cuyos sonidos son muy similares a los que harían esas especies, esto a través del estudio de matemáticas y la física.
Dijo que desde muy pequeño aprendió danzas tradicionales del país para pedirle a los dioses cosechas productivas, prosperidad, fertilidad y otras virtudes.
Es técnico en electrónica con bachillerato en físico-matemático, conocimientos que le sirvieron como base para el desarrollo de técnicas que le permitan alcanzar determinadas notas, sonidos y frecuencias, por ejemplo lo relacionado con la mecánica de fluidos, la acústica, la termodinámica, entre otros.
Este hombre de 47 años también se dedica a la ganadería y la venta de productos lácteos, junto a las vacas y becerros, está el pequeño taller que parece improvisado, pero en realidad es el escenario en donde desarrolló todas sus piezas, algunas que han llegado a Europa, Estados Unidos, Asia (sobre todo China, Japón), Francia y, países sudamericanos.
Los instrumentos emiten sonidos idénticos a los que comúnmente se escuchan en los museos de antropología e historia, parecen las conchas de tortugas, caracoles o armadillos que según la historia, empleaban los “antiguos”, como les llama Agustín para comunicarse entre sí, realizar ceremonias o algún sacrificio.
Su trabajo es difundido a través de las redes sociales; son el vehículo para que personas de otros países se interesen en comprar las piezas.
Algunos sonidos —cuenta— avecinan la muerte, otros, el amor, unos más las batallas y para cada una de esas piezas fue necesario introducirse en las raíces más antiguas de México. Sin embargo, muchos han patentado estos productos, robando, dice, no sólo sus ideas, sino la identidad de los mexicanos.