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metropoli@eluniversal.com.mx
Metepec, Méx.— Desde hace tres generaciones la familia de Jorge Sánchez Casas se dedica a la producción de calaveritas de azúcar y figuras de alfeñique que ocupan el papel estelar en los altares que colocan familias con motivo del Día de Muertos.
La mayoría de sus productos son vendidos durante la feria que organiza el ayuntamiento de Toluca los últimos días de octubre, para impulsar la producción de este dulce típico de la capital mexiquense.
Se trata de una familia que atesora este oficio porque, según María Eugenia, esposa de Jorge, al decorar, armar calaveras o empaquetar para la venta se reúnen los tres hijos, los nietos y ellos.
Para este médico de profesión, pero dulcero de corazón, la elaboración de las figurillas es una de sus más grandes satisfacciones en la vida, pues este oficio le permitió agregar al proceso de producción ideas frescas, que dieron un toque especial a sus creaciones.
“Antes era muy poca gente la que hacía calaveras, no era muy grande Toluca y de ahí comenzó a generarse una tradición la elaboración de este tipo de dulces para vender en los primeros días de noviembre, para los altares de muertos.
“De la época en que comenzó mi abuelo a la fecha, hemos tenido que luchar mucho para mantenernos vigentes, porque el Halloween comenzó a cobrar más adeptos por encima de las tradiciones”, platica.
Inicialmente, recuerda, los artesanos elaboraban botellas de anís con cuerpo de azúcar, ratoncitos, letras con licor y así fue como a los cuatro o cinco años comenzó su aprendizaje. Cuenta que en una pequeña silla su papá y su abuelo le enseñaron a realizar las calaveras de vaciado de azúcar.
Pese a que son pocos los comerciantes que sobrevivieron a la globalización y la entrada de productos más económicos pero de menor calidad, como las calaveras de plástico, dice que hay nuevas generaciones tomando los cursos de actualización sobre las técnicas para dar vida a la muerte.