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emilio.fernandez@eluniversal.com.mx
Ecatepec, Méx.— Cerca de frutas, verduras y carne, más de 140 alumnos de preescolar y primaria toman clases en el mercado Santa María Tulpetlac, porque las dos escuelas a las que acudían resultaron dañadas por los sismos de septiembre pasado y fueron derribadas hace unos meses.
Los comerciantes del mercado les rentan cinco locales, donde colocaron pupitres, pizarrones y los escritorios de los profesores para que no pierdan el ciclo escolar.
El jardín de niños Atzin y la primaria Rosario Castellanos registraron afectaciones en su estructura por los movimientos telúricos de hace nueve meses, pero aun así las clases no se suspendieron totalmente.
Personal de Protección Civil revisó los inmuebles y determinó que por los daños sufridos existía riesgo para seguir en las dos instalaciones.
El 22 de febrero, personal del Instituto Mexiquense de la Infraestructura Física Educativa (IMIFE) le dijo a las autoridades escolares que los daños eran graves, por lo que tenían que desalojar los inmuebles porque serían derribados para construir otros espacios que no pusieran en peligro a la comunidad estudiantil.
Luego de que se quedaron temporalmente sin instalaciones para seguir estudiando, los profesores y los padres de familia se dedicaron a buscar en la misma comunidad un lugar propicio para continuar las clases.
Los locatarios del Mercado Santa María Tulpetlac les ofrecieron que en ese sitio acondicionaran salones.
Los padres y profesores aceptaron, por lo que se dieron a la tarea de preparar cinco locales y los pasillos del mercado para que funcionaran como aulas provisionales.
“Más de un mes se suspendieron las obras y a partir del 14 de mayo se reiniciaron. Esperemos que la reconstrucción termine pronto porque las condiciones en las que los menores reciben clases no son las adecuadas”, reconoció María Graciela Morato Presa, directora de la primaria.
Desde hace varias semanas, 60 alumnos de preescolar y 80 de primaria —de las colonias Ejidos de Tulpetlac, El Charco, Las Fuentes y San Carlos— acuden a clases al mercado.
“Ocupamos cinco locales. Por uno de ellos pagamos de compensación 250 pesos al mes y el derecho al baño. Hemos aplicado un programa de seguridad para los pequeños, ellos se han adaptado, y hay pasillos que tenemos acordonados; los menores saben hasta dónde pueden andar, aunque el espacio es reducido. Los padres vienen a hacer guardias y los locatarios nos ayudan”, explicó Morato.
Los dos inmuebles dañados pertenecen a la organización Movimiento de Escuelas y Centros Comunitarios (MECC). En total, siete de sus planteles resultaron afectados por los sismos y están en reparación.