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Naucalpan, Méx.— El relleno sanitario metropolitano de Tepatlaxco se ha convertido en un tiradero a cielo abierto, donde se acumulan miles de toneladas de basura provenientes de Atizapán, Tlalnepantla y Naucalpan, así como de empresas privadas, que han creado una montaña de desperdicios, que genera lixiviados o jugos tóxicos que contaminan el subsuelo y ríos de la zona de Rincón Verde.
La peste, moscas, ratas y cucarachas, la práctica de la pepena, así como la emanación de jugos tóxicos negros de la basura, dan cuenta que en este sitio se viola la normatividad ambiental establecida en la NOM-83-SEMARNAT-2003, bajo la cual el ayuntamiento y la Legislatura mexiquense otorgaron una concesión a 20 años a la empresa Servicios de Tecnología Ambiental S.A. (Setasa), tal como se publicó el 15 de noviembre de 2005 en la Gaceta Municipal de Naucalpan.
Durante un recorrido realizado en días diferentes, con vecinos y ejidatarios de Rincón Verde, EL UNIVERSAL observó la llegada de cientos de camiones procedentes de municipios metropolitanos como Atizapán y Naucalpan, así como de empresas privadas, donde la basura ya no se separa, simplemente se arroja, con miles de bolsas de plástico e inmundicias que se acumulan en una montaña de entre 30 y 50 metros de altura, documentada en fotografías y videos.
El UNIVERSAL solicitó la versión de este daño ambiental a la directora de medio ambiente Laura Barranco Pérez, a través de Comunicación Social; no obstante, no hubo respuesta.
El director de Servicios Públicos, Carlos Trujillo Anell, al conocer la denuncia de los vecinos de Rincón Verde, afirmó que de inmediato visitarían el sitio para corregir fallas, “sabemos que la empresa cumple con todas las normas, de acuerdo con certificaciones de la Semarnat y de Propaem; sin embargo, constataremos que así sea”.
Al sitio llegan un promedio de mil 100 toneladas de desperdicios al día, especialmente de Naucalpan y del municipio de Atizapán de Zaragoza, en menor porcentaje de empresas privadas, toda vez que Tlalnepantla sólo depositó su basura un mes, entre febrero y marzo, informó el gerente de Bio Merik, al responder a preguntas de EL UNIVERSAL.
La montaña de basura sólo es un talud que se va compactando y el río negro que emana del sitio no son lixiviados, “es agua de lluvia, porque aquí llueve mucho”, respondió el gerente de Bio Merik, al rechazar que sean jugos tóxicos los que están llegando al subsuelo y a manantiales de la zona.
A su vez, vecinos de Rincón Verde denunciaron que el curso de los jugos negros, desde una laguna de lixiviados ubicada junto a la montaña de basura, del lado de San Mateo Nopala, que baja por tierras de cultivo donde hasta hace poco ejidatarios sembraban maíz, haba y frijol, continúa por laderas verdes y, a menos de 500 metros del relleno sanitario, se conecta con el afluente de agua natural de un río que emana del ojo de agua de El Carrizal, que abastece de agua potable a habitantes de Rincón Verde.
En ese río hay decenas de centenarios ahuehuetes, que están muriendo entre las aguas de lixiviados o jugos tóxicos que genera la basura y se juntan con las aguas limpias que vienen del ojo de agua de El Carrizal, que ha convertido este nicho ecológico en un sitio pestilente y nauseabundo, señaló Claudia junto con un grupo de vecinos.
“Sufrimos dolor de cabeza y de estómago, cuando la peste aumenta”, acusó Claudia, una madre de familia preocupada por la salud de los niños de la zona, pues el olor fétido se extiende a más de tres kilómetros a la redonda afectando a comunidades como la Nopalera, Puente de Piedra, Rincón Verde, Aguilillas, Infiernillo, a donde también llegan nubes de moscas, cucarachas y ratas.
En el Estado de México, los mexiquenses producen todos los días 16 mil 187 toneladas de basura, 48% de ellas se depositan en 18 rellenos sanitarios metropolitanos, entre los que está el de Santiago Tepatlaxco de Naucalpan, de acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente de esta entidad.