Más Información
Sheinbaum: Los problemas de México no pueden compararse con los de Canadá; tiene problemas con la adicción de opioides
Citi se separa de Banamex: “compromiso con nuestros clientes en México es más fuerte que nunca”, dice directora global
Sheinbaum firma decreto para la creación de la Universidad Rosario Castellanos; primera sede fuera de CDMX será en Chiapas
Un taxi blanco sin cromática
es la última pista que la familia de Adriana Arce Cruz tiene sobre su desaparición , su cuerpo fue encontrado el 7 de octubre, en la colonia Juárez Pantitlán, de Nezahualcóyotl.
Adriana vivió sus 28 años en la colonia Virgencitas, donde vendía gelatinas y postres para sacar adelante a sus dos niños y a su madre, Josefina Cruz; ella era el sostén de la familia.
Desde hace unos años se ganaba la vida en la carnicería de una de sus tías, en el mercado de San Juan Pantitlán.
El sábado 6 de octubre Adriana salió temprano a trabajar, pero al terminar la jornada, sus primas la invitaron a una reunión a unas cuadras del mercado, en la avenida José del Pilar.
Adriana avisó a su madre que llegaría tarde, que no se preocupara, ésta le respondió que no tardara porque sus hijos estaban solos; así que entre las 8 y 9 de la noche se despidió de su tía y salió rumbo a casa.
“Mi tía se fue en un taxi blanco, cuando le hizo la parada todavía ni se subía bien y arrancó el taxi”
, contaría después una sobrina a Josefina.
“Fue lo último que supimos, no supimos qué marca, no fue de sitio sino un taxi que pasó”
, menciona su familiar.
El taxi nunca llegó a Las Virgencitas
; el domingo al amanecer vecinos de la calle 20, casi esquina con Oaxaca, en la misma colonia, encontraron a Adriana asesinada, con la ropa desgarrada y sin zapatos; tenía golpes en el cuerpo y había sido asfixiada.
El domingo por la noche, su madre aún la esperaba sin saber que la policía había hallado el cuerpo.
Creyendo que Adriana se había quedado en casa de sus primas, su madre fue a buscarla al mercado a primera hora del lunes, pero le dijeron que desde el sábado no la veían.
Con la angustia, Josefina regresó a casa para ir por sus nietos a la escuela y luego presentar la denuncia por desaparición, pero cuando estaba a punto de salir, un familiar le mostró una nota periodística del hallazgo de Adriana. “Caí en un trance, no podía creer eso” , recuerda su madre.
Los peritajes determinaron que Adriana también sufrió un severo golpe en la cabeza y que tuvo sexo consensuado,
lo cual es descalificado por la familia. “Su ropa estaba rota y su pantalón desabrochado, estaba golpeada”, reclama la madre.
A poco más de un mes del feminicidio, la familia de Adriana desconoce las características de los responsables, pues les dijeron que las cámaras en el lugar del hallazgo no funcionaban y de las cercanas al lugar donde abordó el vehículo no les han informado nada.
lr