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La reubicación del campamento migrante de la Plaza Giordano Bruno, en la colonia Juárez, analizada por las autoridades capitalinas ante la petición de vecinos, divide opiniones entre quienes lo han convertido en su hogar, pues a unos pasos están las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).
“Como migrante estoy consciente de que estamos ocupando un lugar público y que la gente de alrededor se siente incómoda con esta cantidad de migrantes qué habemos (...) si a mí me indican que nos tenemos que mover, lo hago”, externó Elieser, venezolano que vive en el campamento y quien adelantó que más personas provenientes de Centroamérica y Sudamérica están en camino a México, por lo que estima que pronto estos asentamientos se verán sobresaturados y tendrán que buscar otras alternativas para vivir.
En contraste, Luibersith, otro migrante venezolano que vive desde hace seis meses en el mismo lugar, consideró que el cambio de sede de la institución federal sería un inconveniente para ellos, ya que esto representaría perder varias de las comodidades de vivir en la zona Centro de la Ciudad.
“Yo preferiría quedarme aquí porque es un poquito más libre, estamos más cerca del trabajo (...) ellos lo quieren hacer por el bien de la gente de México y de uno, pero no nos queremos ir porque estamos bien aquí hasta que podamos seguir”, añadió.
Un común denominador de los migrantes en la plaza es la facilidad de transportarse a sus trabajos temporales, así como la seguridad y el acceso a recursos como agua o comida.
“Es difícil porque yo no tengo el dinero para pagar un taxi o un camión para ir lejos, es mejor que esté la Comar aquí, porque está cerca de nosotros. No es fácil pagar tanto dinero para ir a buscar ayuda a la Comar, no tenemos chamba ni dinero”, manifestó Alpha Alexandre, originario de Haití.