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Cuando preparaba su punto de acuerdo sobre la violencia de la semana pasada en Culiacán, Sinaloa, el diputado local perredista Jorge Gaviño Ambriz, bajó presuroso de la tribuna del Congreso capitalino al ver que se le venía encima casi una veintena de legisladores de Morena y PT.
Pero no iban por él, sino que se distribuyeron bajo el templete para desplegar una gran bandera de México con letras negras que decían: “AMLO ESTAMOS CONTIGO”.
Ante ello, el perredista regresó y pidió hacer un extrañamiento al presidente Andrés Manuel López Obrador por su proceder en los hechos de Culiacán.
Mientras tanto, los muchachos de “ya saben quién” mantenían lo más alto que podían la bandera, ignorando los señalamientos y enojo de panistas y perredistas.
Una vez que terminó su discurso, Gaviño Ambriz les pidió que retiraran su bandera, “porque por si no lo saben es un delito. Pero que les puedo decir a ustedes, si están acostumbrados a hacer esto. La ley no les importa, verdad”, imputó a morenistas, lo mismo que a las chicas del PT —porque ese partido está formado sólo por mujeres—.
Sin embargo, ignoraron al perredista hasta que la presidenta de la Mesa Directiva, la panista Gabriela Salido Magos, les exigió que regresaran a sus curules, “pues el ponente ya concluyó su exposición”, les dijo y así lo hicieron.
Entonces subió a tribuna el coordinador del PRD, Víctor Hugo Lobo, para apoyar a su compañero, además de pedir a los morenistas, “dejen de defender lo indefendible. Entiendan y acepten que su líder se equivocó”, lo que avivó el enojo de los legisladores de esa bancada.
Reacción. Por ello, pidió subir a tribuna el diputado morenista Carlos Castillo Pérez, de quien comenzaron a burlarse panistas y perredistas: “Ya se está haciendo costumbre defender el proceder de tu gobierno sin argumentos. Mejor bájate”.
El legislador respondió: “Ahí está la voz del comandante Borolas. Después de estos años les digo, ¿valió la pena su guerra absurda; vale la pena continuar con ese régimen de violencia, terror y muerte? No, todo fue en vano. El pueblo uniformado llamado Ejército, Marina y el pueblo no uniformado fue asesinado y la violencia siguió”.
Sostuvo que su partido respalda la decisión de AMLO “de evitar una masacre inútil, de romper ese espiral de violencia, de acabar con esta guerra absurda, de pacificar nuestra nación porque estamos del lado de la gente”, enfatizó.
Entonces pidió la palabra el panista Jorge Triana Tena, quien acusó a Carlitos —como todos en el Congreso local le llaman— de encabezar la reacción oficialista, “de la reacción de los diputados del régimen, del sistema, pues es agresiva, es rudeza innecesaria”.
Los acusó de poner una lona para recordarlos: “¿Saben quién también está con AMLO? Los abogados y familiares del Chapo Guzmán. Y no lo digo yo, ni mi partido. Se ríen, ¿pruebas?, les voy a leer lo que dicen los abogados, nada más tienen que leer los periódicos o ver las mañaneras, como decían por ahí”.
Ante ello, el diputado Castillo Pérez lo interrumpió hasta en cuatro ocasiones, las mismas que la presidenta de la Mesa Directiva lo invitó a guardar silencio.
En una de las interrupciones la diputada del PAN, Margarita Saldaña Hernández, aprovechó para espetar: “Qué barbaridad. Estos diputados de Morena han incurrido en un delito. Han violado la Constitución. Son los símbolos patrios”, decía con el rostro enrojecido.
De allí que exigió a la presidenta de la Mesa Directiva leer a los manifestantes los artículos 191, 192, 256 bis, 56 ter, 56 quáter y 56 quinto del Capítulo V, relacionado con ultrajes a las insignias nacionales.
Sin embargo, nadie traía una Constitución federal, por lo que Margarita les prestó su tableta electrónica. Las penas son de seis meses a cuatro años de cárcel o multa de hasta 50 mil pesos.
Quien impone los castigos es la Secretaría de Gobernación, por lo que para panistas y priistas, “esos malos diputados que no respetan ni los símbolos patrios, dan por hecho que no serán sancionados”.