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“Pido justicia para mi hija y para todas las madres que están viviendo lo que vivimos. Que ni un hombre se vuelva a salir con sus fechorías” exclamó entre lágrimas Elsa Abarca, madre de Elsa Celeste, cuyo cuerpo fue encontrado el pasado lunes 4 de diciembre.
Previo a su entierro en el Panteón de San Lorenzo Tezonco, la familia de la joven se conglomeró a la entrada con una lona y una foto de la víctima con el mensaje: “Exigimos justicia para Elsa Celeste Baltazar Abarca. Ni una más”.
“Mi hija era una guerrera, mi hija luchó, mi hija siempre fue fuerte y le demostró a ese desgraciado que no la iba a privar de su libertad (...) no se sometió y le costó la vida y esa es ‘mija’, es una guerrera y quiero justicia”, expresó Elsa Abarca, junto a familiares y amigos.
La madre afirmó que Carlos, quien presuntamente mató a su hija, “la asesinó por haber ido a una fiesta y haber llevado a su hija a una fiesta, por haberla llevado a divertirse, lo que ella le gustaba. Para ella lo más importante era ser feliz”.
Su velorio se llevó a cabo en la colonia Francisco Villa, alcaldía Iztapalapa en la casa de los familiares de la víctima de manera privada. Aproximadamente a las 12:30 horas el carro fúnebre arribó al domicilio y en el lugar se colocaron carteles exigiendo justicia por el crimen.
Antes de que partiera el servicio funerario, la familia repartió listones morados en demanda de justicia por el asesinato de Elsa.
“¡Elsa Celeste, justicia para Celeste!” gritaron los acompañantes del cortejo mientras marchaban a la cripta donde se depositó el cuerpo. “¡Chiquiti boom a la bim bom ba, la güera, la güera, ra ra ra!”, corearon.
Rafaela, una de las amigas de la joven, comentó que el mayor sueño de Elsa era tener una casa y explicó que llevaba años trabajando para poder darle un hogar a sus hijos.
“Ella estaba luchando por una vivienda para sus niños. La conozco desde hace muchos años y siempre fue una mujer trabajadora, alegre, solidaria, generosa y siempre pensaba en sus hijos”.
Sobre la tumba se colocaron globos, arreglos florales, uno de los carteles de denuncia y una foto enmarcada de la mujer. Un conjunto musical comenzó a tocar mientras que los asistentes cantaron con fervor y entre lágrimas.