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El atrio de la Basílica de Guadalupe lució vacío, cercado con vallas metálicas y resguardado por policías capitalinos para evitar contagios por Covid-19.
Los locatarios ven que el día que consideran más fuerte para sus ventas está desolado, “en otros años todo estaba lleno”.
El año pasado, las autoridades de la alcaldía Gustavo A. Madero registraban 5 millones 559 mil personas que se habían dado cita hasta el 11 de diciembre, en víspera para cantarle Las Mañanitas a la Virgen de Guadalupe.
Las autoridades locales tan sólo tenían reportado hasta la tarde del viernes que 15 personas buscaron acceder a la Basílica.
Ante esta situación desolada que se vivió ayer, uno de los locatarios comentó a EL UNIVERSAL: “Este año no tendrá comparación”, pues ni siquiera habían vendido algún recuerdo.
Los comerciantes únicamente abrieron sus puestos para que la zona no se viera más solitaria, y bajo la espera de que se permitiera el mínimo acceso.
No había música saliendo de los altavoces que colocan afuera de los comercios para atraer a los clientes, y el bullicio acostumbrado de la zona, ahora estaba en silencio. Tampoco había señoras vendiendo las tradicionales gorditas de masa dulce, y todos los locales estaban vacíos.
Los pocos feligreses que lograron arribar se detuvieron frente a las vallas metálicas y se persignaron, guardaron silencio o incluso se hincaron, pero no lograron avanzar más.
En todo momento la policía capitalina los instruyó para que no se agruparan, aunque eran contadas las personas que preguntaban si podían continuar con su peregrinar.
“Ya no podemos seguir, manita”, expresó una de las peregrinas, enfundada en una playera negra con la imagen de la Virgen en un tono dorado, luego se puso de pie para observar a lo lejos el templo, tapado por los árboles de Calzada de Guadalupe.
Fueron contados esos feligreses que intentaron, como en los días anteriores, acercarse a la Basílica para cumplir su manda.
Ayer tampoco hubo familias repartiendo comida, regalando aguas, lo único que pudo notarse fueron las carpas con los servicios médicos vacíos de peregrinos.
En un centro de Triage, para detectar casos de Covid-19, los encargados de las sanitizaciones permanecieron por mucho tiempo sentados, a la espera de una nueva instrucción.
Los trabajadores de la alcaldía Gustavo A. Madero no tenían nada qué hacer, pues en la zona no se ameritaba la movilización rápida de las autoridades, e incluso, entre bromas comentaban: “Vamos a volver a colocar las vallas para hacer algo”.
EL UNIVERSAL, por segundo día consecutivo, realizó un recorrido en la zona para constatar que estaba vacía.
Algunos locales decidieron cerrar sus puertas pues no había clientes a quien venderles.
Sin embargo, aún había malestar en algunas personas que para poder transitar debía rodear entre calles para evitar el área restringida.
Que ningún peregrino se haya concentrado en las inmediaciones del centro mariano fue parte de la estrategia que se tenía prevista, aseguró Felipe González, director de la Policía Metropolitana Ambiental, Faunos.
En entrevista con esta casa editorial, refirió que hasta el viernes, el día más fuerte de las festividades marianas, se habían evitado congregaciones y el arribo de caravanas a la Basílica de Guadalupe, tal como se había instruido por el Gobierno de la Ciudad de México.
“Los resultados han sido muy positivos, queríamos la no afluencia y este es el resultado, hay muy pocas personas, pero son gente que tienen negocios o que viven aquí, no hemos tenido ningún reporte de incidencia”, comentó el policía.
Entrada la tarde, la zona continuaba vacía de peregrinos, y las actividades eclesiásticas se realizaron a puerta cerrada, para evitar congregaciones y contagios de coronavirus.
Hoy se festejaría el 12 de diciembre, pero estará todo cerrado hasta el domingo.