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La hora de la visita a los penales capitalinos parece un ejercicio de memoria y resistencia, en donde familiares rectifican traer lo necesario para pasar unas horas con sus internos.
Llevan bolsas grandes con alimentos, platos, ropa, productos higiénicos; corren hacia la entrada con prisa para evitar que les impidan el acceso.
“¡¿Le hace falta ropa jefa?, ¿qué le falta?, ¿qué le falta?!”, gritan comerciantes frente al Reclusorio Varonil Oriente. Es como un símil de la verbena popular donde compartirán comida, refrescos, agua, no sólo con su familiar, sino con aquellos más olvidados.
“Traemos chicharrón que le gusta, le preparamos otras cosas”, dice una señora a punto de ingresar al Reclusorio Oriente.
Este martes 6 de diciembre la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) publicó en la Gaceta Oficial de la Ciudad el Instructivo de Acceso a los Centros Penitenciarios de la Ciudad de México, y aunque ya entraron en vigor, familiares de internos dicen que aún no conocen las nuevas medidas; con el paso del tiempo, ellos simplemente aprendieron a detectar qué pueden ingresar y qué no.
Fue la pandemia la que marcó la pauta para que se dividieran los días de visita. EL UNIVERSAL acudió el pasado jueves al Reclusorio Oriente y, según las personas, ese día y el domingo es cuando pueden ver a sus familiares.
Cuentan que el Covid hizo que les fijaran los días, mismos que quedaron establecidos en el reglamento de ingreso.
Otros señalaron que aún tienen que pagar a custodios, esto a pesar de que entre las nuevas disposiciones está limitar el ingreso de dinero en efectivo.
Una de las personas consultadas afuera de este penal en la Ciudad de México dijo que en cada vista a su familiar (quien lleva cuatro meses interno) ha desembolsado hasta 300 pesos.
“Lo que no me gusta a mí es que tienes que dar dinero para todo. Desde que entras aquí, si no les gusta lo que traes, les tienes que dar dinero, tienes que dar dinero para todo. Desde 10, 20 pesos, imagínate, uno no tiene dinero. Son como cinco garitas o no sé cómo se les diga”, comentó una de las personas consultadas, quien prefirió no revelar su nombre debido a que tiene a su familiar interno en el Reclusorio Oriente.
Refirió que esto ha motivado que ya no le traiga nada a su familiar, pues incluso un día no le permitieron ingresar un ramo de uvas. Y es que esta y otras frutas sirven para fermentación, la cual con los días genera un grado de alcohol que puede fungir como bebida.
Este miércoles entraron en vigor las nuevas disposiciones en el reglamento de ingreso a los centros penitenciarios y una de sus disposiciones es limitar el ingreso del dinero en efectivo, por lo que únicamente los visitantes pueden portar cinco veces la unidad de medida, es decir, cerca de 500 pesos.
A pesar de eso, la gente el día de visita trata de pasarla lo mejor que puede, corren, no quieren perderse el día. Muchos se abren espacios y, al salir de los centros penitenciarios en la capital del país, siguen su vida a la espera de la siguiente semana para acudir a visitar a sus internos.
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