Metrópoli

“Derecho para las mujeresy beneficio para los niños”

Para Dinorah, el lactario le permite reforzar el vínculo con su hija

El Lactario Inclusivo de la Secretaría de las Mujeres cuenta con sillones reclinables para mayor comodidad de mamás e hijos. Foto/CARLOS MEJÍA. EL UNIVERSAL
09/08/2019 |23:58
Redacción El Universal
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La lactancia es un derecho de todas las mujeres y un beneficio para los niños, así es como Dinorah Carrillo Andrade describe esta etapa que vive con su hija Noa de ocho meses, al afirmar que son afortunadas de mantener el vínculo madre e hija, debido al Lactario Inclusivo que se inauguró el 20 junio en su lugar de trabajo, la Secretaría de las Mujeres de la CDMX.

Comparte que la semana pasada se incorporó a su trabajo luego de la incapacidad por maternidad y ocupa los dos periodos de 30 minutos o uno de una hora a los que tienen derecho las madres de la dependencia local. Externa que esto la ayuda a sentirse tranquila porque puede ir por Noa a la guardería, que le queda a unos 20 minutos del trabajo, y luego acudir al lactario para extraer ahí su leche materna, alimentar a Noa, guardar la leche y luego calentarla en microondas e incluso cambiarle el pañal a la pequeña.

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Para ella, el lactario no sólo es un espacio que le está permitiendo reforzar el vínculo con su hija, sino un lugar higiénico y seguro, ya que, de no existir, tendría que acudir a los baños u otros espacios donde expondría a Noa. El lugar cuenta con dos sillones, cuyo respaldo se puede recostar para mayor comodidad, los cuales están divididos por una estructura para la privacidad de las mamás e hijos. Tiene una mesa para el cambio de pañal, lavamanos, un refrigerador para resguardar la leche y un microondas para calentar la misma.

“El lactario es un lugar acogedor, limpio, tiene un ambiente materno, y me ayuda a no dejar de producir leche para Noa”, expone la mujer de 39 años de edad, quien recuerda que con sus hijos anteriores, Éric, de 22 años, y Joel, de 18 años, no corrió con la misma suerte.

Añade que antes no existía la cultura de contar con un lactario, lo que generó que tuviera que dejar a sus primeros hijos con su madre o suegra y detuviera la lactancia mucho antes de lo que ella hubiera deseado.

“Cuando dejaba a mis hijos [con mis familiares] tenía la preocupación de que estuvieran bien y que la leche de fórmula les hiciera mal, que les diera cólicos”, destaca. “Con Noa no es así; estoy segura que está tomando mi leche, la cual es muy buena para ella”.

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