Cientos de integrantes de la caravana migrante, que llegó la semana pasada a la Ciudad de México, acudieron a las oficinas del Instituto Nacional de Migración (INM) para exigir la visa por razones humanitarias que la Secretaría de Gobernación acordó entregarles.
Sin embargo, funcionarios del INM decidieron atender a sólo 30 migrantes por día, lo que generó la inconformidad de muchos de los extranjeros que se concentraron afuera de la sede del organismo, quienes denunciaron una gran lentitud en el proceso.
Ante el reclamo, el INM ofreció continuar este martes con el trámite, lo que no fue aceptado por los líderes del grupo de más de 400 extranjeros.
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Por ello, se acordó que esta noche se establecerá un nuevo diálogo con las autoridades de la Secretaría de Gobernación y del INM para tratar de resolver esta situación y determinar los mecanismos más ágiles de entrega de la visa humanitaria.
“Sólo queremos el pase transitorio, es todo lo que pedimos. Nosotros seguiremos nuestro camino sin problemas con nadie, tampoco queremos molestar a los mexicanos ni a las autoridades, pero tampoco queremos que nos molesten, sólo queremos caminar en paz”, comentó Ramiro, guatemalteco que busca llegar a Arizona, de donde lo han regresado tres veces, pero insiste en conseguir el llamado sueño americano.
¿Navidad en la CDMX?
A una semana de llegar a la Ciudad de México, migrantes procedentes de Centroamérica y Haití que siguen pernoctando en la Casa del Peregrino San Juan Diego, aún no definen su futuro.
Si bien tienen claro llegar a la frontera norte, todavía no saben la fecha exacta para partir, pues dicen que no tienen “las garantías” para seguir su trayecto con tranquilidad y seguridad, al revelar que en el camino las autoridades de migración o policías municipales los siguen extorsionando.
Aunque algunos de manera independiente han tomado el riesgo y poco a poco han tomado camino, la gran mayoría prefieren quedarse y “salir en bola” pues así aseguran, el peligro es mucho menor.
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“Mira, la cosa es que si llegamos allá en el mero invierno, muchos nos vamos a enfermar y no vamos a poder llegar a Estados Unidos, ese es un tema importante para nosotros y el otro, que ya a la vuelta es Navidad y si salimos ahora, no sabemos en qué sitio nos agarre y en qué condiciones”, comenta Victoria, una hondureña quien analiza la posibilidad de quedarse aquí en las festividades decembrinas.
“Por eso estamos pensando en quedarnos un rato más en lo que las autoridades mexicanas nos dan el pase ese que tanto nos han prometido. Ya se los dijimos: nosotros no queremos quedarnos aquí, sólo vamos de paso, pero para eso ocupamos ese papel para que tengamos una garantía de que no nos van a molestar”, añade la migrante.
La disyuntiva crece para las mujeres, sobre todo con las que viajan con familia, ya sea su madre o sus hijos.
“El tramo es muy, muy largo y saliendo de aquí ya todo es frío y para los niños es incómodo. Ahora, en el camino nadie nos quiere dar un aventón y nos toca caminar. Imagínate, de Chiapas hasta aquí nos hicimos tres meses y no es ni la mitad del camino, nos hace falta mucho”, comentó Maricarmen, quien con tres niños y la abuela busca llegar a Los Ángeles, California.
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“Lo pensamos también por los niños, no queremos que pasen Año Nuevo o Navidad en medio de la nada. También somos humanos y tenemos sentimientos, ellos también sienten y se ponen tristes cuando ven que a todos les dan un regalo, que los niños cenan en familia, en su casa, con un techo, y nosotros y ellos, mira, debajo de unas carpas”, afirma.
La caravana migrante arribó hace una semana a la Ciudad de México y tras un choque inicial con policías capitalinos, ahora el gobierno les brinda apoyo para facilitar su estancia.