Después de que EL UNIVERSAL diera a conocer la operación irregular de las chelerías, el gobierno capitalino realizó un operativo para impedir su instalación en la zona de Tepito, por lo que este domingo no operaron.
En la calle Jesús Carranza, en el barrio de Tepito, en la colonia Morelos, las decenas de chelerías que semanas atrás estaban en la calle abarrotadas de jóvenes, hoy ya no se encuentran.
En un recorrido que realizó este medio en el lugar, se constató que ya no operan esas chelerías. El lugar que ocupaban destaca de entre todos los puestos por ser un espacio vacío, donde sólo quedan las estructuras y lonas.
En algunos de estos puestos se puede observar algún vendedor con una mesa con bebidas; sin embargo, en el sitio ya no hay concentraciones de jóvenes, DJ o strippers. Una vendedora de esa zona menciona que las quitaron luego de la crónica que realizó este diario: “Las quitaron por un reportaje de un periódico, como a la semana ya no se pusieron varias y ahora ya no hay, una que otra, pero ya no como antes”.
En esa calle sólo se observan los puestos con mercancía de diversa índole, en el lugar en donde semanas atrás había cientos de jóvenes bailando y bebiendo. Ayer sólo había un puesto que ofrecía micheladas, “azules” y “cerillitos”, sin que hubiera más de cinco personas, entre ellos, los vendedores.
En otro de los puntos donde había chelerías, en la calle Peralvillo y Matamoros, sólo quedan los puestos vacíos. Algunos sirven de estacionamiento para motonetas, otros sólo tienen cajas de mercancía.
En esa calle, pocos son los jóvenes que se observan. Algunos, en grupos pequeños, recorren la calle con cervezas de lata en mano. Los menos con bebidas alcohólicas en color azul se pasean entre los puestos.
En los lugares en donde se encontraban las chelerías de la calle Matamoros, algunos jóvenes se sientan a tomar tranquilamente una cerveza en el espacio vacío. No retumba el reguetón ni el bullicio que hacía imposible pasar por esa calle.
En la esquina de la calle Peralvillo lejos quedó el ruido que semanas atrás inundaba la calle. La música de salsa o banda fue sustituida por los gritos de los vendedores. En contra esquina de esa calle, en frente de una tienda comercial, sólo un grupo de al menos 10 jóvenes tomaba bebidas alcohólicas arriba de sus motos.