Metepec, Méx.— Cecilio es parte de la cuarta generación de artesanos del barro de la familia Sánchez Fierro y se ha especializado en la producción de las figuras de la virgen María.
Si bien apenas comienza noviembre, él ya inició con la entrega de piezas que en años pasados han llegado a la Ciudad de México, el Vaticano, Berlín y otros lugares.
Para este artesano, el oficio con el que creció y aprendió de sus padres, abuelos y bisabuelos es una forma de vida, pero también, aclara, en cada pieza que entrega deja “un pedazo de corazón”.
En entrevista con EL UNIVERSAL mientras elabora una pieza dentro de su taller en el Barrio de La Providencia, en donde las vende, cuenta que para los artesanos del barro de este Pueblo Mágico la pandemia fue un tiempo difícil en el que debieron adaptarse y regresar a sus orígenes, produciendo jarros, ollas de barro y juegos de alebrijes en color crudo, con tintas para ofrecer a las familias una forma de entretenimiento para los niños durante el confinamiento.
Sin embargo, dice, con el avance en el semáforo epidemiológico, que pasó a verde hace más de un mes, espera el repunte de ventas, en su caso de figuras de la virgen, nacimientos y catrinas que son sumamente solicitadas.
Las vírgenes que diseña tienen detalles diminutos que van desde estrellas o mariposas hasta flores y pétalos de distintas tonalidades, mezcladas con arcilla de colores, que es el toque que distingue a su familia.
Aunque reconoce que en algunos casos llegan los pedidos específicos y se sujetan a esos detalles, señala que la realidad es que cada detalle surge de su creatividad.
El artesano comenta que en su trayectoria ha acumulado premios y reconocimientos tanto a nivel nacional como internacional, y si bien señala que eso no lo define como profesional del barro, dice que trabajar con las manos este material le ha permitido recorrer varias partes del mundo. Además, sus piezas han llegado al interior de la República, la capital del país, además de Madrid e Italia, en el exterior.
Para los artesanos de esta región del Estado de México, indica, el 12 de diciembre termina su periodo de ventas. Así que están convencidos de poder comercializar lo más que se pueda, para restablecer la actividad de las familias que fundaron el Pueblo Mágico trabajando el barro.
Las vírgenes que realiza van de los 12 centímetros hasta los 2 metros, los precios oscilan de los 900 a los 15 mil pesos, depende del tamaño, los detalles y el trabajo.
Una de las vírgenes más recientes le tomó hasta 20 días de trabajo continuo y su precio es de 15 mil pesos.
Cecilio es especialista en miniaturas de apenas unos centímetros y entre sus piezas más emblemáticas se encuentran un tren que evoca la Revolución, un árbol de la vida y catrinas.