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Durante muchos años, el triciclo de carga ha sido transporte, empleo y sustento, no solo en la Ciudad de México , sino en gran parte del país. Para muchas personas pedalear se convirtió en una forma de vivir y generar dinero, hacer economía.
La versatilidad de estos vehículos es una de las características que lo vuelve mágico y atractivo, sobretodo para el comercio, pues sobre sus tres ruedas , y sin importar la distancia, permite transportar personas, alimentos, o cualquier clase de mercancía.
Actualmente, desde que amanece hasta que cae la noche, es muy común observar centenares de triciclos que circulan por la capital y ofrecen toda clase de alimentos, opción accesible a los bolsillos, esto debido a que en muchas zonas de alto poder adquisitivo, los capitalinos no pueden pagar los alimentos al costo de restaurantes y recurren a la variedad de comidas que se preparan en un triciclo.
En los triciclos los comerciantes venden los tradicionales tacos, tamales y atole o café con pan, fruta picada, dulces, elotes y esquites, a los que se agregan chilaquiles y otros antojitos mexicanos, mientras que en otros casos se transporta agua embotellada o bebidas y en muchos lugares de México sirven para transportar personas.
Pero a pesar de que son una fuente de empleo, las autoridades capitalinas y los reglamentos establecen que el comercio en vía pública está permitido siempre y cuando se cumplan todos los requisitos que se requieren sobre todo en cuanto a cuestiones sanitarias se refiere.
Hace unos días, el Director General de Gobierno y Asuntos Jurídicos de la alcaldía Miguel Hidalgo, Hegel Cortés Miranda , fue criticado en redes sociales, tras el decomiso de 140 triciclos en las colonias Polanco y Granada, los cuales, dijo, serían destruidos.
Esa potencial destrucción de los aparatos se convirtió en tema central en las redes sociales. Los comentarios y las opiniones sobre el destino de los triciclos encontraron un rechazo generalizado.
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Homenaje al triciclo
Precisamente, ante esta decisión un usuario en Twitter, el mexicoargentino, Julio Aibar, un apasionado de la fotografía y académico de profesión, decidió publicar en sus redes sociales una serie de fotografías que visibilizan la importancia que tiene el triciclo en la vida cotidiana de las personas que viven en el estado de Yucatán , lugar que visita con frecuencia ya que actualmente vive en Quintana Roo.
“Con toda esta problemática que surgió, me pareció apropiado hacer un homenaje para contar con imágenes que para mucha gente el triciclo es esencial", dijo a EL UNIVERSAL.
Aibar reconoció que las fotografías, captadas entre 2019 y 2020, cobran un nuevo significado e importancia tras la polémica que surgió con el decomiso de los triciclos en la zona de Polanco.
En cada una de las gráficas en blanco y negro, técnica a la que se acostumbró desde que revelaba su fotos, Julio Aibar retrata el uso que las personas le dan a los triciclos ya sea para transportarse o como medio para vender algún producto.
Sobre el retiro de los triciclos en Polanco y Granada , agregó que “llama la atención que el retiro sea en ciertas colonias de ingresos altos, creo hay una motivación distinta en la medida, me parece que no es solo por no cumplir las normas, creo que hay otras motivaciones”, agregó.
Tras las críticas recibidas en redes sociales, las autoridades de la alcaldía Miguel Hidalgo anunciaron que en vez de destruir los triciclos, los donarán a asociaciones de bicicletas y a mercados públicos para que realicen pedidos a domicilio.
Foto: Julio Aibar
Vender pan y café en algunas zonas de la CDMX puede convertirse en la peor pesadilla
Su trabajo es pedalear para vender pan y café en calles de la alcaldía Miguel Hidalgo . Como él, mucho otros ambulantes en triciclo saben que Polanco es zona prohibida y, de atreverse a rodar por la colonia, deberán gastar más en sobornos que en la multa para recuperar su trabajo.
Andrés es dueño del triciclo que desde hace cinco años le ha dado de comer a su familia. Perder el vehículo significaría malgastar al menos seis mil pesos.
Por eso, marca una frontera que no debe cruzar y que está en los límites de Polanco, Lomas de Chapultepec y la colonia Granada.
Son, dice, los lugares predilectos de los vendedores ambulantes , porque en la zona hay empresas, oficinas y negocios con miles de empleados que convierten a los triciclos en un negocio próspero. Por eso, quienes son nuevos en el negocio apostaron por ingresar a zonas como Polanco en tiempos de pandemia.
Se arriesgaron y perdieron sus triciclos, mismos que terminaron en un depósito de la alcaldía y cuya remisión fue cuestionada por decenas de usuarios de redes sociales, cuando las autoridades anunciaron la destrucción de los vehículos.
Los triciclos hoy forman una montaña que rebasa el muro que delimita un predio de resguardo de la alcaldía, ubicado en la calle Montes Altai, en Lomas de Chapultepec.
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Ahí terminan junto con termos y canastas de los vendedores que trabajaban sin el permiso necesario y que fueron amonestados en 24 ocasiones. Son, en su mayoría, ambulantes que traspasaron la frontera a Polanco.
Andrés lo sabe. Él también vende en un triciclo, pero es empleado del dueño del vehículo, y recorre las calles de Lomas de Chapultepec.
Tiene 24 años y es experto en sortear a los mandos de la policía que vigilan en Miguel Hidalgo y que cada mañana intentan decomisarle el negocio móvil.
Como trabajador, el decomiso significaría perder su empleo y los 600 pesos que gana a la semana. Pero para el dueño, representaría pagar mil pesos entre: multas, sobornos a policías y un sinfín de papeleos para rescatar el triciclo sin mercancía.
Por eso, Andrés ha aprendido a pedalear con velocidad para esquivar a los policías. Según el trabajador, Miguel Hidalgo es la única alcaldía en la que el decomiso de un triciclo se notifica de palabra. Ahí, los policías no dan algún documento con el cual ir a reclamar el vehículo.
La multa se incrementa por las cuotas que establecen los trabajadores que intervienen en el decomiso.
Según los vendedores, el precio de recuperación depende de la mercancía que lleve y de las calles en donde ocurrió la remisión.
En ocasiones, dicen, los dueños de los triciclos prefieren comprar uno nuevo que pagar las multas, permisos y "mordidas" por recuperarlos.
Foto: EL GRÁFICO
Con información de Yara Silva ***
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