Jair y su tío André s se tras- ladan todos los días desde los límites de Iztapalapa y Xochimilco al cruce del Eje 3 Carlota Armero y calzada de la Virgen, en la alcaldía Coyoacán, a vender tamales.

Llegan alrededor de las seis de la mañana e instalan un puesto en el que por más de 25 años han trabajado y se han dedicado a proveer tamales, guajolotas, atole y pan a quien por las mañanas sale apresurado a su trabajo y antes de abordar el Metrobús pasa al puesto en busca del desayuno.

Oficinistas, trabajadores de la gasolinera que está cruzando la calle e incluso elementos de la Secretaría de Marina —que se encuentra a unos pasos del lugar— degustan un buen tamalito.

De dulce, mole, verde, rajas, son los más populares, que permanecen calientes en su tamalera gracias a un anafre que se mantiene ardiendo. Lo mismo ocurre con el atole de chocolate y nuez servido a pulso, con el cucharón y a la vista del cliente.

Los días cercanos al de la Candelaria son los de más trabajo, ya que los tamales son una tradición, por lo que se preparan con dos semanas de anticipación comprando hojas, chiles, tomates, harina y toda la materia prima necesaria para satisfacer a sus clientes que, por años, han acudido a ellos para realizar pedidos o comprar al momento para toda la familia.

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Su jornada, que por lo regular empieza a las dos de la tarde, se va en remojar hojas y limpiar chiles y tomates, y más en estos días, ya que se tiene que anticipar el cocimiento de los tamales para que estén listos alrededor de las cinco de la mañana y puedan trasladarse a comprar el bolillo y llegar al puesto a tiempo.

Para el Día de la Candelaria, Jair y Andrés invitan a todo el que quiera disfrutar de un buen tamal acompañado de un atole rico y calientito a visitar su puesto donde encontraran los tamales en 20 pesos, si lo quieren en torta a 23 y el atole desde 18. Buen Provecho.

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