Luego de que llegaron de Chiapas a la Ciudad de México con la intención de viajar a Estados Unidos, la Secretaría de Gobernación (Segob) acordó con los líderes de la caravana migrante instalar una mesa de trabajo y entregarles visas humanitarias.
El subsecretario de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos de la Segob, Rabindranath Salazar, y los representantes de los migrantes suscribieron una minuta de siete puntos para establecer formalmente un diálogo encaminado a satisfacer sus peticiones.
El documento establece que las autoridades participantes se comprometen al cumplimiento de lo que estipula la normatividad aplicable en materia de migración, así como al respeto y la promoción de derechos humanos de los migrantes, a efecto de que no sean vulnerados los derechos emanados de la Constitución; en este sentido, el Instituto Nacional de Migración (INM) llevará a cabo una comunicación interna para que se respeten los documentos de identificación.
Además, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) se comprometió a circunstanciar las visas humanitarias expedidas por el INM con las que cuenten los miembros de la caravana, a efecto de que no sean vulnerados sus derechos en que ellas se establecen.
Se instalará una mesa para elaborar un listado de los miembros de la caravana en el refugio, dándole prioridad a niñas y niños.
El listado contendrá nombre completo, país de origen y solicitud expresa de cada uno de los miembros donde indiquen si su solicitud es permanecer o transitar por México; en caso de tratarse de visas humanitarias, se expedirán lo más pronto posible.
La Segob fungirá como órgano garante y se estableció como próxima reunión el 17 de enero de 2022 para llevar a cabo un seguimiento y analizar los avances.
También se instalará ese mismo día una mesa permanente de mejora regulatoria de coordinación interinstitucional, la cual dará atención a la situación migratoria, a través de mecanismos y políticas públicas de fondo de largo plazo.
Además, por la mañana, un grupo de 12 migrantes ingresaron a Palacio Nacional acompañados por personal de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México y fueron recibidos por Leticia Ramírez, directora de Atención Ciudadana de la Presidencia de la República.
“Recibí a la comisión de los 12 migrantes y ellos externaron sus puntos de vista del sufrimiento que significa ser migrante, las dificultades que han tenido en su tránsito [por el país] y solicitan diversos apoyos”, expuso.
Ser mujer migrante y madre incrementa el temor de salir de su país natal, aunque no las limita para dejar a los suyos y adentrarse a un camino desconocido, donde la fe en Dios y el deseo por alcanzar una mejor vida, las lleva a aguantar días de hambre, sed, miedo y cansancio.
Son las historias de Windeline Félix, de Haití, y de Heidy Lorena Rodríguez y Heidy Ninoska Nieto Caballero, de Honduras.
Windeline Félix, de 39 años, salió de Haití desde hace seis meses y habla español, acompañada de sus cuatro hijos y su esposo.
Con voz firme y ojos entre llorosos, asegura que ya no le teme a cruzar el río Bravo para llegar a Estados Unidos, porque lo que ha vivido desde que abandonó su nación ha sido peor.
“Estoy triste, acabada, desesperada, ya no aguanto más, quiero salir de esto, más por mis hijos. Hay miedo, por los peligros que pueden acontecer en el camino, y que otros han vivido, y que por fortuna, gracias a Dios, a nosotros no nos ha tocado, pero allá afuera hay robo, violación. El Covid no podemos negarlo”.
A la par, Heidy Lorena Rodríguez y Heidy Ninoska, procedentes de Honduras, se conocieron en la caravana migrante que arribó esta semana a la Casa del Peregrino, en la alcaldía Gustavo A. Madero.
Ambas coinciden en el nombre y aunque no son parientes de sangre, ya son una familia, porque se procuran entre ellas.
Durante la entrevista, Heidy Lorena peina con una plancha de cabello a Heidy Ninoska, quien sostiene en brazos a la pequeña Ashley Danae, su hija de 11 meses, quien duerme mientras esperan al personal de Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar). Las dos no buscan cruzar al otro lado, sino que quieren quedarse en México, en Tijuana y en Monterrey, respectivamente.