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A casi un año de que una parte del Colegio Enrique Rébsamen colapsara por el sismo del 19 de septiembre, las autoridades de la Secretaría de Obras y Servicios (Sobse) del Gobierno capitalino, en coordinación con peritos de la Procuraduría Capitalina, iniciaron la remoción de escombros del inmueble.
Más de 30 trabajadores y cinco grúas se dieron cita en punto de las 9:00 horas del lunes en el colegio; cerraron la calle Rancho Tamboreo, en su cruce con Calzada de las Brujas, para cercar con tablas los alrededores del Rébsamen, incluso el paso vehicular fue cancelado.
Después, esperaron a los peritos en fotografía forense y arquitectos especialistas en demolición de la procuraduría capitalina, quienes documentarán todo el trabajo y continuarán recolectando evidencias, que serán utilizadas en el juicio que integra la dependencia investigadora.
La remoción de escombros, así como el trabajo de las autoridades, será supervisado por los padres y familiares de las víctimas del siniestro, así lo acordaron y fue gracias a esto que se autorizaron los trabajos.
El jefe de Gobierno, José Ramón Amieva, expuso que los trabajos iniciaron con el consentimiento de los padres de las víctimas.
“Hemos pedido que la Secretaría de Obras y Servicios, bajo la supervisión de los peritos de la Procuraduría General de Justicia, lleve a cabo la remoción de estas placas de concreto o de cemento que estaban en riesgo de desplazarse. Lo estaremos llevando a cabo de manera paulatina y con mucha seguridad, sobre todo, para los inmuebles adyacentes”, agregó el mandatario.
Según los especialistas, la demolición tardará de mes y medio a dos meses, tiempo en el que toda la calle Rancho Tamboreo estará clausurada, lo que molestó a los vecinos, quienes revelaron que las autoridades no les explicaron en qué consistirían las obras, pues hasta ahora les informaron que sus vehículos no podrán salir o entrar a sus cocheras ni ingresarán vehículos pesados, por lo que varios se quedarán sin servicio de gas.
“Las autoridades de la delegación Tlalpan y del Gobierno de la Ciudad de México siguen haciendo las cosas mal, nadie nos avisó que empezaban con la demolición ahora. En la última reunión nos dijeron que tardarían dos semanas, como máximo, pero hoy nos enteramos de que serán meses y que nuestros carros los dejemos donde podamos; esta colonia es muy insegura y nadie nos garantiza seguridad para los vehículos.
“Tampoco vamos a tener gas porque no podrán entrar a surtirnos y nos van a cortar la luz, el cable y el teléfono. Nadie nos consultó sobre todas estas decisiones y ahora nosotros también estamos encerrados”, comentó Carmen Rodríguez, vecina del Colegio Enrique Rébsamen.
La remoción de escombros será gradual; las grúas tratarán de sacar enormes piezas de loza a otro punto de la calle donde será cortada en pequeños trozos para su retiro total.
De acuerdo con los expertos, el trabajo es de alto riesgo, porque la parte afectada está muy sensible.
Los encargados de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) local dijeron que las evidencias, los expedientes y la documentación que pudieron resultar afectadas el día del colapso ya están resguardadas, pero que continuarán recabando las pruebas que surjan entre los escombros.