Gabriel González asegura que el proceso de crear un alebrije inicia con una simple idea, un concepto que comienza a trazar en papel y que poco a poco va evolucionando y adquiriendo nuevos colores, formas y dimensiones hasta que estas son plasmadas en una pequeña maqueta que servirá como referencia para el trabajo final.
Con el paso de los días, horas de trabajo incansable, kilos y kilos de materiales como papel, cartón, pintura, metal o pegamento, esta pequeña maqueta se ha convertido en una imponente criatura multicolor de casi dos metros de altura, más de 300 kilos de peso que combina partes de una sirena, un insecto y un reptil embellecido con una extensas alas. Gabriel lo ha bautizado como Chamán.
Luego de dos meses de trabajo, este alebrije está prácticamente listo para recorrer las calles del centro de la Ciudad de México y participar, junto con otros 187 ejemplares, en el Desfile y Concurso de Alebrijes Monumentales en su edición número 16, organizado por el Museo de Arte Popular (MAP).
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“Muchos dicen que es algo terapéutico, que lo hacen para relajarse, pero para mí no. Yo me estreso, grito, me pongo nervioso, pero me encanta, así es el proceso y aún así yo lo disfruto mucho”, dijo Gabriel González mientras tomaba un descanso frente a su obra.
Gabriel comenzó a trabajar el cartón desde hace 15 años, poco después de participar en el primer desfile de alebrijes y pronto descubrió que crear arte con este material era su pasión y también se convertiría en su profesión.
Explicó que el proceso de crear un alebrije es largo y tedioso, ya que la base de la figura es una gran estructura de metal que va recubierta de una malla metálica y después se le aplica hasta siete u ocho capas de cartón y engrudo que combina agua y pegamento a partes iguales.
Después, comienza la pintura y es aquí donde el artista tiene que demostrar toda su creatividad y talento, al darle a la criatura la combinación de tonos y distintos colores para hacer a la pieza única y que destaque de entre los demás.
“La pieza con la que empecé tiene colores y diseños muy básicos, pero ya cuando vas pintando, se te van ocurriendo nuevas cosas y tienes que ir improvisando, sacando nuevas ideas y al final el alebrije termina siendo completamente diferente a como lo tenías pensado desde un principio, esa es la magia de esto”, dijo.
El artista también comentó que su intención detrás de participar en estos desfiles no es ganar, sino disfrutar del proceso de creación, conocer amigos, divertirse y dejar fluir su imaginación y creatividad detrás de cada pincelazo que le agrega de color a la obra que cada año presenta frente al público sobre avenida Reforma.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el director del Museo de Arte Popular, Walther Boelsterly, comentó que para este año se esperan 188 participantes en el desfile, de los cuales serán electos un primer segundo y tercer lugar, además de 10 menciones honoríficas.
Para los tres primeros lugares la compensación económica será de 50 mil, 60 mil y 70 mil pesos, respectivamente, mientras que las 10 menciones honoríficas recibirán un reconocimiento por 10 mil pesos.
“Después de 16 ediciones tenemos más de 25 millones de personas que han visto los alebrijes desfilar sobre Reforma (...). Este desfile es muy importante, porque pone a México en el mapa y los alebrijes prácticamente son embajadores a nivel mundial del arte, el talento, la cultura y la creatividad que México tiene que ofrecer para el resto del mundo”, dijo.