Todos al pasar se asoman, se detienen un momento, corroboran en sus celulares y luego afirman: “sí, sí es… aquí es”, de inmediato se acomodan en pose de selfie y se toman la fotografía. Luego del asesinato de Antonio Monroy, un asiduo cliente del restaurante el lugar se ha convertido en un sitio de atracción.

“La verdad es que no conocía este lugar y nomás lo escuchaba de habladas de mis amigos o mis tíos, pero nunca llegué y ahora, pues venimos a tomarnos una foto, la del recuerdo —suelta una carcajada— aunque fue por un hecho muy triste, creo que si cierran este lugar, ya quedan muy pocos así de viejos y tradicionales en la Ciudad”, contó Miranda, quien desde el Estado de México llegó al establecimiento.

El lugar está clausurado, no se ve ninguna actividad. En una de sus puertas se observan los sellos rotos, dos de los empleados ingresaron el miércoles y fueron detenidos por elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).

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Ayer, amigos y familiares de Antonio Monroy, quien fue golpeado por personal del restaurante y murió en el lugar, lo despidieron en un funeral a puerta cerrada. Exigieron justicia para él y castigo a los responsables.

“Seguimos impactados por lo que pasó, nadie esperaba eso, la familia está destrozada porque Antonio era una persona de bien y sin problemas con nadie”, comentó una de sus amigas.

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