metropoli@eluniversal.com.mx

Toluca, Méx.— Desde hace 10 años, el panteón de La Soledad recuperó la vida gracias a los integrantes del Grupo Toluca, algunos de ellos actores, otros historiadores, amas de casa y hasta niños, quienes organizan recorridos nocturnos los últimos días de octubre para contar la historia detrás de tumbas de diversos personajes.

Se caracterizan como personas que vivieron en 1833, año en el que se construyó el lugar en la zona oriente de la capital mexiquense. Se trata de un espectáculo abierto al público, gratuito, que la agrupación busca convertir en una tradición.

Bety Lu Ramírez López, una de las más antiguas participantes en este proyecto, dijo que todo comenzó con la tesis de Raúl Villagrana Briseño, quien realizó una investigación exhaustiva sobre las personas enterradas en este sitio considerado como el panteón principal de entre dos cementerios municipales y 35 delegacionales.

Dijo que el único fin de su trabajo es informar a la gente sobre los hechos históricos ocurridos en este lugar de una forma cultural, divertida, que invita a la gente a ser parte de una experiencia que fortalece a la comunidad porque a lo largo de dos horas es posible que un grupo de 300 personas convivan y escuchen los relatos.

No hay casting, no hay filtros, ni edades límite, el único requisito es el deseo de narrar una historia durante tres días, para más de 8 mil personas, cifra total que han contabilizado de visitantes.

¿Cómo es el recorrido? Al estar basado en la tesis de Briseño, quien de vez en cuando asiste a los ensayos, se representan datos verídicos, no hay una sola historia ficticia, aunque sí es actualizado.

“No tengo el dato exacto de cuántas tumbas son, ha variado entre quienes llegan y otros que exhuman familiares con el paso del tiempo”.

Los actores se colocan en un pasillo, quizá se sientan o se quedan detenidos junto a una lápida, un altar o uno de los monumentos que engalanan el panteón para ser encontrados por los visitantes que re corren con calma cada pasillo y, entonces, comienza la historia.

“No es una casa de sustos ni venimos aquí con la idea de espantar a la gente, es algo cultural, divertido y familiar, claro que nos caracterizamos, nos pintamos la cara, porque somos muertos y hay una persona que va narrando parte de la historia del panteón”, explicó Bety.

El interés de los niños por participar, es algo que sorprende, dice, pues asisten pequeños desde los cinco o seis años hasta los 12 o 14, quienes se aprenden las historias, se caracterizan, participan y en ocasiones se retiran hasta las tres de la mañana, cuando la demanda de visitantes impide cesar las funciones a la hora establecida, que es la media noche.

Para realizar estos recorridos, deben previamente acordar con las direcciones municipales de Protección Civil, seguridad, tránsito y panteones, para diseñar una estrategia de seguridad, por si acaso deben evacuar el lugar e impedir el establecimiento de vendedores ambulantes.

Historias destacadas. Bety Lu resaltó que en el panteón yacen los restos de un ex gobernador del Estado de México, el general Juan Nepomuceno Mirafuentes, de quien la gente y los trabajadores del cementerio cuentan haberlo visto cabalgar por los pasillos: “Incluso muchos dicen que se le quedaba una mano fuera de la tumba, era visible el 1 y 2 de noviembre”.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses