La nueva normalidad llegó al ramo restaurantero bajo una serie de medidas de sanidad impuestas por dueños y gerentes, para que los clientes ingresen a los negocios y evitar contagios de Covid-19. La afluencia de comensales no se hizo esperar; sin embargo, éstos no alcanzaron a llenarse.
Los restaurantes y bares abrieron con el cupo permitido de30%. En la colonia Condesa los establecimientos de la calle de Tamaulipas y Michoacán la poca afluencia se veía reflejada con mesas vacías o una ocupación de dos a cuatro comensales en los locales.
El gerente del Bar Patanegra contó que el aforo es para 100 personas, pero sólo deben permitir como máximo 30, incluidos los trabajadores. Restaurantes en la zona Centro de la capital corrieron con la misma suerte, por lo menos dos mesas fueron ocupadas por comensales, quienes debían respetar la sana distancia.
Mesas clausuradas para guardar metro y medio de espacio entre comensal y comensal; menús precargados en código QR, para evitar tocar la carta con las manos; personal midiendo la temperatura de los clientes antes de ingresar; uso de gel antibacterial, cubrebocas y caretas, y remojar en sanitizante las suelas de los zapatos, son parte obligatoria de la nueva normalidad.
Estas medidas son implementadas en restaurantes de gama alta, mediana y baja, según pudo constatar EL UNIVERSAL en diferentes recorridos realizados en zonas restauranteras, negocios locales, taquerías y cafeterías.
Las medidas sanitarias fueron estrictas en todo momento. Meseros reiniciaron sus actividades frente a la gente enfundados con caretas, cubrebocas, guantes de látex y bombillas atomizadoras con sanitizante; en las cocinas, a pesar de las altas temperaturas, también debieron usar esta protección personal.
“El protocolo empieza desde que el cliente llega en su auto, el valet que lo recibe desinfecta el interior; en el acceso tenemos tapetes, termómetro y gel”, aseguró José Luis Martínez, gerente del restaurante Mercaderes, ubicado en la calle 5 de Mayo, de la colonia Centro Histórico.
Jaime Balas, dueño del restaurante Bicentenario, ubicado en Pino Suárez, dijo que estaban listos para reactivar sus actividades y pidió a la gente que se animara a asistir. Deseó que al gremio le fuera bien en su reapertura, en medio del semáforo epidemiológico naranja.
Cafeterías como Nuevos Episodios, que está a unos pasos del búnker de la fiscalía local, en la colonia Doctores, y recibe a investigadores y abogados penalistas, esperan que los clientes acudan para que comiencen a generar ganancias.
Sergio Bautista, dueño de la cafetería, contó que tuvo que cerrar tres meses y alcanzó a pagar la renta del local, para continuar operando. “La verdad es que económicamente ha sido muy difícil, pero aquí vamos a estar, sólo nos queda esperar, no sabemos hacer otra cosa”.
En El Borrego Viudo, Bernardo Hernández comentó que autoridades de la Secretaría de Salud se presentaron en el lugar para darles recomendaciones a seguir, como desinfectar las mesas a cada servicio y los autos deberán estacionarse dejando un cajón vacío.
El gerente del Sonora Grill Reforma, Rodrigo Pérez, expuso que durante el cierre pagaron el sueldo íntegro a sus trabajadores.