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Las sombras de grandes e imponentes criaturas multicolores avanzaron lentamente por calles del Centro Histórico de la Ciudad de México; 200 alebrijes, músicos, bailarines y algunas catrinas desfilaron desde el Zócalo hasta la columna del Ángel de la Independencia.
Al compás de la música de la banda de la Marina Armada de México, arrancó el andar de las criaturas sobre 5 de Mayo y con ellos las expresiones de asombro de las familias, y los aplausos de los asistentes más entusiastas.
El nido en mi cabeza, un alebrije de 4 metros de alto y más de 300 kilos llamó la atención de quienes lo veían pasar por sus detalles minuciosos, colores vibrantes, el movimiento de sus ojos y mirada espeluznante. Ésta fue una creación del artista Carlos Álvarez Estrada.
La algarabía continuó por avenida Juárez. Miembros de la comunidad trans disfrazados de personajes icónicos, bandas de música norteña y la presentación de bailes folclóricos acompañaron la caminata y generaron un ambiente festivo entre la multitud.
“La verdad, todos están hermosos, pero de los que he visto pasar siento que este es mi favorito, está increíble”, expresó Karla al ver pasar a NocheuatlOllin, una especie de toro con cabeza de águila con una serpiente enrollada en su cuerpo y colores vistosos.
Elestrombus, una extraña y llamativa combinación entre un caracol con patas y cabeza de elefante también causó furor y entusiasmo en su andar sobre Reforma.
La variedad de estilos, temáticas, colores y partes de diversos animales que los artistas dejaron plasmada en sus obras maravilló a los presentes; desde piezas con calaveras, ojos, luces en los ojos hasta partes de animales endémicos de México como el xoloitzcuintle, ajolote, tlacuache o el cacomixtle dieron un toque especial al desfile.
“Es maravilloso que sigamos cuidando estas tradiciones porque no se ven en ningún otro lado y a uno lo hacen estar orgulloso de ser mexicano”, expresó Sergio.
Luego de más de tres horas, el andar de estos animales fantásticos concluyó sobre Reforma, donde permanecerán en exhibición hasta el próximo 5 de noviembre.
Desde las 14:00 horas, más de 3 mil personas se dieron cita en las inmediaciones del Monumento a la Revolución, sacaron máscaras, disfraces y maquillaje. El proceso fue lento, aguantaron el sol y las miradas de más de uno que se sorprendió al ver cómo se transformaron en “muertos vivientes”, vampiros, hombres lobos y hasta personajes cotidianos, como empleados del Oxxo, que en realidad eran zombies.
Las calles del Centro Histórico que primero vieron pasar el color de los alebrijes, por la tarde dieron paso a la Décimo Sexta Edición de la Zombie Walk, a paso lento y titubeantes los muertos vivientes deambularon por avenida Juárez y 5 de Mayo, hasta llegar al Zócalo.
“Es el cuarto año que vengo, ahora traje a mis amigas y todos nos vamos a disfrazar, unas de catrinas, de lloronas o zombies. Es un evento muy padre que nos gusta, somos fans de las películas de terror y del Día de Muertos, ese día también vamos a venir, pero ahí ya es más tradicional; ahora es más del estilo gringo”, comentó Daniela, una de las asistentes.
Los más contentos de convivir con sus monstruos favoritos fueron los niños; se acercaban, pedían selfies y otros también se disfrazaron. Aunque los más pequeños de pronto soltaban el llanto: “Lo estamos entrenando, ya dentro de un año vas a ver que va a caminar como nosotros, es nuestro pequeño zombie”, dicen entre risas Mariano y Natalia, una pareja de jóvenes que se ataviaron como los personajes del videojuego Plantas vs Zombies.
El paso de estos personajes deformes y en algunos casos sangrientos, estuvo custodiado por una valla humana: “No tenemos esa paciencia, además, todos ellos tienen la gracia y la paciencia para pintarse, comprar sus ropas y todo, luego de ver todo el trabajo preferimos mejor disfrutar”, comentó Magda, quien incluso hasta se llevó una silla para ver cómodamente el desfile.
Ya en el Zócalo fue una suerte de aquelarre, monstruos, vampiros, catrinas, lloronas y zombies convivieron en una fiesta muy sui generis. “Hay que recordar que también representan un simbolismo de la sociedad actual, todos somos zombies, sometidos al celular o al trabajo”, remató Daniela.