Toluca, Méx.— El machismo arraigado en las comunidades de la zona norte de Toluca ha mantenido un alza en la violencia familiar, aseguró Fabiola Berenice Aguirre González, jefa del Departamento de Atención a la Violencia Familiar y de Género del municipio, quien reconoció que pese a los esfuerzos por parte de las autoridades locales por contener y revertir la violencia en el interior de los hogares, el reto es mayúsculo, debido a las raíces culturales, especialmente de la otomí.
“En todos lados todavía está muy arraigada la cultura del machismo, entonces es algo difícil, pero no es imposible, porque también hay hombres que han despertado para ofrecer el apoyo a las mujeres y darles el reconocimiento que merecen”, subrayó.
El aumento en este tipo de violencia pasó de 12.47% de las carpetas de investigación en junio del año pasado a 27.49% en junio de este año, de acuerdo con estadísticas del Observatorio Nacional Ciudadano Seguridad, Justicia y Legalidad, basado en las carpetas registradas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
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Tan sólo hasta mediados de este año, la capital del Estado de México reportó siete feminicidios, colocándose como la segunda ciudad del país más violenta contra las mujeres, sólo después de Ciudad Juárez, Chihuahua, con 11 víctimas.
La célula municipal especializada en violencia de género recibe entre 30 a 50 reportes de auxilio por día a través del 911, que canaliza los servicios por región, de los que más de la mitad se encuentran relacionados con violencia dentro de los hogares y de género, de hombres contra mujeres y sus hijos, cifra que se incrementa especialmente los fines de semana, sábado y domingo, debido a la ingesta de alcohol y drogas.
El mayor número de llamados son por lesiones, le sigue la violencia sicológica, pero únicamente 15 del total de las víctimas atendidas deciden proceder en contra del agresor, el resto se abstiene porque no cuenta con una red de apoyo y consideran que no pueden sobresalir sin el sustento económico de sus parejas sentimentales.
“Muchas mujeres tienen miedo, es lo que las ata y se bloquean, lo que impide que el proceso siga. Es impactante, pero no podemos forzarlas a nada, porque en sí, nosotros llegamos con un abanico de opciones, pero no podemos enfrentarlas a lo que están viviendo, los problemas son de ellas”, lamentó la comandante Aguirre González.
Por miedo no denuncian
La parte de la zona norte del municipio de Toluca es la región que concentra la estadística en materia de violencia de género, en esta misma área la policía especializada también realiza acercamientos, acude a brindar pláticas en las escuelas sobre los diferentes tipos de violencia y también en las comunidades.
Aguirre González reconoció que si bien antes en esta zona no sabían a quién llamar y por ello había una cifra importante de asuntos, actualmente aun sabiendo a quién pedirle ayuda, las condiciones no varían, pues el machismo es una cultura que ha echado raíces profundas, lo que, incluso, lleva a las víctimas a decidir no denunciar los hechos, pese a que en algunos casos requiere hospitalización por la gravedad de las lesiones.
La oficial señaló que en sus orígenes era especialmente complicado que una víctima les llamara para recibir auxilio, pues la gente desconocía que había un grupo focalizado para atender a las mujeres y con el paso de los años creció la difusión sobre este agrupamiento.
Durante la presente administración, destacó, se ha robustecido, no sólo con un mayor número de policías adscritos, sino también con presupuesto, capacitación y equipamiento, de modo que la gente identifica el tono fucsia en uniformes y patrullas como el destinado a los policías que podrán orientarlas en caso de ser víctimas de alguno de los cinco tipos de violencia de género.
La creciente ola de violencia en Toluca fue reconocida por el alcalde Raymundo Martínez Carbajal, quien dijo: “No podemos dejar de lado que la violencia familiar y las lesiones dolosas son los dos delitos más denunciados en la ciudad, las víctimas son mayoritariamente mujeres y las personas vulnerables”.
Ciudad pionera
La Policía de Género toluqueña fue pionera en la entidad luego de las dos alertas por desaparición y feminicidios con que cuenta la capital del Estado de México.
Se creó en 2012 y tuvo una reestructuración en 2017, en todo este recorrido ha participado la comandante Aguirre, quien pasó de integrar dicha célula de atención a encabezarla y ha podido observar las barreras a las que se enfrentaron hace 11 años.
Por ejemplo, la célula pasó de ser ignorada por el ayuntamiento a convertirse en una de las más valoradas, especialmente al reconocer las necesidades de certificación, preparación, especialización de los elementos que la integran, hasta en la cantidad de bienes y recursos que requieren para operar.
En principio apenas llegaban a 30 elementos divididos en dos turnos, por ahora suman 52, contando a la titular. Las 29 mujeres y 23 hombres cuentan con certificaciones por parte del Instituto Municipal de la Mujer, el ayuntamiento y con la capacitación se sensibilizaron, los y las elementos son empáticos con las víctimas, están preparados para atender estas denuncias.
La totalidad de los integrantes de la corporación acreditaron una licenciatura, algunos cuentan con maestría, entre ellos hay criminólogos, sicólogos, abogados, especialistas en trabajo social, licenciados en administración, ingeniería o enfermería.
Los elementos son seleccionados desde la Academia de Policía y luego adscritos a la Célula de Búsqueda y la Policía de Género, el perfil no sólo es contar con una especialidad, sino también que sean sensibles, con un criterio distinto, aunque según la jefa del departamento, muchos de los elementos han cambiado radicalmente su estado de ánimo y su forma de pensar ante la violencia.
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Llamado de auxilio
De acuerdo con la jefa del departamento, tras recibir el llamado por parte del 911, se apoyan de las 11 regiones en que está dividida el área de seguridad pública, los policías son los primeros respondientes, quienes verifican primero la veracidad de la denuncia, pues hay reportes falsos. Tras identificar que es real, llaman a la Policía de Género, que lo primero que hace al llegar es salvaguardar a la víctima.
Luego, le brindan una asesoría y opciones para que pueda denunciar, ponerse a salvo. La idea es que la víctima decida qué quiere hacer; por ejemplo, si quiere salir del domicilio para denunciar, la acompañan hasta el Ministerio Público para interponer la denuncia, la esperan y después la regresan a casa o con alguna red de apoyo.