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Jilotzingo, Méx.— Con ceremonias prehispánicas pobladores de San Luis Ayucan reiteraron su postura por la defensa del Bosque de Agua, tras haber ganado un amparo que impidió el derribo de 186 mil árboles para la construcción de un nuevo desarrollo inmobiliario llamado Bosque Diamante, que quintuplicaría la población de este municipio mexiquense ubicado al poniente de la Ciudad de México.

La Gaceta de Gobierno del Estado de México publicó el 1 de agosto de 2017, la autorización para la construcción de 19 mil 985 viviendas del desarrollo “Bosque Diamante”, en una superficie de 2 millones 380 mil metros cuadrados en Jilotizngo, firmada por el entonces secretario de Desarrollo Urbano y Metropolitano, Alfredo Torres Martínez.

Los propietarios de este nuevo desarrollo inmobiliario, entre ellos Ricardo Funtanet Mange, hermano de Francisco Funtanet, quien fuera diputado local por el Partido Verde Ecologista, obtuvieron en poco tiempo una autorización federal de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para el derribo de 186 mil árboles, a raíz de que el exalcalde Erick Javier Olivares Chávez otorgó el cambio de uso de suelo sin autorización del Cabildo y sin que estuviera contemplado en el Plan de Desarrollo Municipal de Jilotzingo, señaló la investigadora Marcela Nochebuena de Mexicanos contra la Corrupción.

La autorización de impacto ambiental fue otorgada sin considerar el señalamiento del Instituto de Ecología de que este desarrollo era “inviable”, apuntó Noche Buena en el foro “Recuperando territorios de vida en la Cuenca de Presa Madín”, que se celebró este domingo junto al río de San Luis Ayucan en Jilotzingo.

Jilotzingo tiene , por lo que la construcción de Bosque Diamante quintuplicaría la población de este municipio, ubicado al poniente del Valle de México y que forma parte del Bosque de Agua que da sustento a la Ciudad de México, señaló Rubén Mayén González, exalcalde y ejidatario que forma parte de la comunidad que interpuso y logró un amparo para detener lo que llamó un “ecocidio”.

Autoridades federales, estatales y municipales deben sumarse a esta lucha del pueblo de Jilotzingo para detener de tajo la pérdida del bosque y, por ende, de los cuerpos de agua, reiteró Mayen Gnzález, quien agradeció la sensibilidad del juez Cuarto de Distrito de otorgar el amparo.

Víctor Ávila Akerberg, catedrático de la Facultad de Ciencias de la UNAM y de la UAEM, señaló el riesgo de afectar la biodiversidad que alberga Jilotzingo, cuya superficie en 70% son bosques de encino, pino y oyamel; donde mil 500 especies , algunas de ellas endémicas como el ajolote de montaña, se verían vulneradas con la ocupación de 238 hectáreas para construir 20 mil casas de Bosque Diamante. El valor ambiental de la zona afectada es de 20 mil 900 millones de pesos por el eventual daño al bosque, al agua y bióxido de carbono, apuntó Avila Akerberg.

A su vez, Eduardo Espinosa Medel, de la UNAM, y Marcela Galar, del IPN, presentaron su estudio Cuenca de Presa Madin. Un problema de salud pública un problema de todos, toda vez que Jilotzingo abastece de agua potable la cuenca del Valle de México y concretamente la presa que surte de agua potable a municipios como Naucalpan, Atizapán y Tlalnepantla.

Junto al río de San Luis Ayucan, Chuen Uac Zip, encabezó una ceremonia prehispánica, en la que participaron más de 200 pobladores de Jilotzingo, que con el sonido del caracol, tambores e incienso, realizaron un ritual en defensa del Bosque del Agua.

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