Seis, seis, seis, era la indicación que la agente del agrupamiento Atenea, Edith Nicolás Aparicio, gritaba al momento que con un mazo acartonado golpeaba el escudo de las policías que se preparan para la del martes.

El entrenamiento es físico, el acondicionamiento bajo el sol de mediodía se cuela entre el uniforme, la pechera, y sube hasta la cara, sudan, la temperatura de las ateneas es alta, la deshidratación grande. Las botellas de agua están vacías y se van acumulando una tras otra, también hay uno que otro refresco.

“A mí no se me va a bajar el azúcar”, dice una de ellas entre risas, las ligas de sus brackets rosas le dan color a su sonrisa.

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Las policías no han desayunado, se aferran a la resistencia , a juntar adecuadamente el escudo, a hincarse con el acorazado que les protege las piernas. Los escudos suenan cuando se protegen.

Seis, seis, seis, cuenta la agente Edith porque ese es el sexto movimiento dentro del entrenamiento que ha preparado para sus ateneas.

Rebota el mazo en uno de los escudos, Edith les pide agilidad al protegerse, sabe que el próximo martes, desde el minuto uno el bloque negro feminista las agredirá.

“Llevamos un acondicionamiento físico, en donde practicamos las cuatro capacidades básicas: resistencia, velocidad, fuerza y flexibilidad. En el tema de orden privado, es el manejo del escudo, que es para nuestra propia protección”, asegura.

“En la movilización que va a haber vamos a salvaguardar la integridad de las personas que van a asistir a esa marcha y que también ellas no nos vean con ese foco rojo, de que ‘es una policía y la voy a agredir’. Porque todas conducimos con una misma finalidad, es levantar la voz por diferentes circunstancias”, expone la agente.

Edith luce con el rostro rojo y la gorra negra de la policía le alcanza a cubrir un poco.

“Nostalgia, no puedes agredir a una mujer. Se supone que estoy luchando como mujer, quien te protege es una mujer. Si se supone que estamos acompañando y nuestro objetivo es proteger, ellas no tendrían por qué agredirnos.

“Tenemos una familia atrás, una familia que depende de nosotras, a qué madre o a qué hijo le gustaría ver a un miembro de la familia sufrir por una quemadura, por golpes, van con martillos. La finalidad es unirnos y cuidarnos, proteger a ellas, no nada más estar para aguantar los golpes”, expresa.

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Las chicas, incluso con su equipo, descansan un poco, intentan jalar aire, se preguntan a qué hora comerán, se cuestionan cuándo va a terminar la práctica, lo hacen entre risas, porque también quieren rectificar los errores en los movimientos.

Son llamadas por Edith Nicolás Aparicio a que se formen bajo el sol. Marchan, encauzan, manejan el escudo, cuidan que uno de sus pies no salga de la protección que les hace el escudo.

Al conteo seis, baja el mazo de cartón con cinta canela hacia las piernas, rápido, las ateneas bajan el escudo que truena y suena por todo al agrupamiento.

Comparten opiniones

El pasado jueves, mandos mujeres de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) acudieron a un encuentro con activistas feministas que participarán en la marcha del martes. Ambas expresaron sus inquietudes y se escucharon unas a otras.

Ahí estuvo la policía primero Edith Nicolás, quien tajante señala: “Sí podemos llegar al diálogo. Tenemos esa capacidad como mujeres de dialogar qué es lo que realmente queremos, con qué objetivo se quiere llegar.

“El diálogo estuvo bien para mí porque expresamos nuestros puntos. Porque a lo mejor yo puedo juzgar a una feminista, pero no estoy en su papel y ella puede venir a juzgarnos, pero no está de este lado. Saber un poco más una de las otras nos ayuda”.

Edith dice que a pesar de ser policías, son mujeres que en algún momento han sufrido algún tipo de violencia en sus vidas.

Hay ánimo entre las uniformadas, ya agotadas, sin haber comido. Por la frecuencia sale el reporte de una manifestación de mujeres . Les piden que no se quiten el equipo. Que se vuelvan a formar para ser trasladadas.

Edith Nicolás Aparicio

Policía primero

“Llevamos un acondicionamiento físico, en donde practicamos las cuatro capacidades básicas: resistencia, velocidad, fuerza y flexibilidad”
“A lo mejor yo puedo juzgar a una feminista, pero no estoy en su papel y ella puede venir a juzgarnos, pero no está de este lado. Saber un poco más una de las otras nos ayuda”