A casi ocho meses de que el programa Ciudad al Aire Libre se hizo ley en la capital, esta norma que permite a los restauranteros colocar hasta 75% de sus enseres afuera de sus negocios presenta vacíos en su forma de operar y tiene inconformes a vecinos debido al espacio público acaparado.
Mesas, sillas, plataformas de madera, lonas y macetas son algunos de los objetos que se aprecian día con día en la vía pública, en ocasiones, sin respetar el paso peatonal e incurriendo en abusos de lo que inició como programa para apoyar la economía ante los embates que originó la pandemia.
Para septiembre de este año ya suman más de 18 mil negocios que han solicitado su permiso para tener terrazas en la vía pública en la capital del país, detalló Germán González Bernal, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), para quien ha sido “un programa muy exitoso”.
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En entrevista con EL UNIVERSAL, indicó que no sólo ha ayudado a rescatar la economía de estos negocios, sino que ha permitido embellecer, poblar e incluso iluminar algunas zonas.
“La Ciudad luce muy bella con estas terrazas, los restauranteros se han esmerado mucho en hacer unas pérgolas bonitas, poner macetas y llenarlas de flores, que esté iluminada la calle en donde están. Los vecinos aprovechan los espacios y las visitan”, dijo.
No obstante, aun con sus bondades, el presidente de Canirac consideró que aún hace falta aclarar un reglamento para el funcionamiento de Ciudad al Aire Libre.
“Hacen falta algunas aclaraciones, cuando se saca una ley, normalmente viene acompañada de un reglamento y ahí en el reglamento se hacen aclaraciones sobre algunas cosas muy puntuales. Creo que sí hace falta la comunicación de este reglamento que, entendemos, se está trabajando y está bastante avanzado por parte del Gobierno de la Ciudad de México”, explicó.
Este medio solicitó una entrevista con el titular de la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP), José Peña Merino, para conocer detalles de este programa, y en particular dicho reglamento, sin que al cierre de esta edición se obtuviera respuesta.
Más restaurantes
Con la reforma a la Ley de Establecimientos Mercantiles de la Ciudad de México que se aprobó en diciembre de 2022, en este año ha aumentado de forma significativa la apertura de negocios de impacto vecinal, categoría en la que se encuentran los restaurantes.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco), para julio pasado se abrieron 339 negocios de impacto vecinal, esto es 342% más que los abiertos en 2022, cuando se abrieron 96; incluso es más alta que la de 2019, antes de la crisis que causó la pandemia, cuando se registró la apertura de 183 negocios en la Ciudad. Con 104 negocios abiertos de este tipo, Cuauhtémoc es la alcaldía con la cifra más alta en lo que va del año, seguida de Benito Juárez con 43.
González Bernal precisó que la colocación de terrazas como parte del programa Ciudad Al Aire Libre permite a los restauranteros ampliar su capacidad, de tal manera que pueden llegar a incrementar sus ventas entre 25% o hasta 50%, dependiendo de cuántas sillas puedan colocar en el exterior de su negocio, siempre y cuando sea acorde con los lineamientos.
Según el presidente de la Canirac, las demarcaciones donde se encuentran más negocios de este giro son, “sin duda”, la Cuauhtémoc, seguida de Miguel Hidalgo, Benito Juárez, Coyoacán y la zona de San Ángel, en Álvaro Obregón.
No obstante, recordó que es posible encontrar estas terrazas en las 16 demarcaciones, pero no todos están de acuerdo con los alcances de este programa, que en diciembre de 2022 fue legalizado por el Congreso local y entró en vigor en la Ley de Establecimientos Mercantiles en enero de este año.
Mayte de las Rivas, presidenta de la Voz de Polanco, advirtió que no en toda la Ciudad se respetan los lineamientos que marca el programa, por ejemplo, que deben ser enseres movibles o exceden el porcentaje de mobiliario permitido, por lo que caen en un abuso.
“Se han dado aperturas de negocios que tienen un changarrito donde no les cabe ni una mesa adentro y afuera se agarran la banqueta y el estacionamiento, entonces ya pusieron su restaurante con cinco o seis mesitas, cuando no podrían tener ni una porque no tienen espacio adentro. Si no se regula, se llega al abuso”, comentó.
Lo que inició como un programa de apoyo para los negocios que se dedican a la venta de alimentos preparados ante la pandemia de Covid-19, ha terminado por invadir la vía pública.
En un recorrido por algunas de las alcaldías que tienen la mayor cantidad de restaurantes de la capital, como son Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Coyoacán, EL UNIVERSAL constató que en algunas zonas donde opera este programa, el paso se vuelve muy complicado para los transeúntes, aún cuando los negocios no necesariamente infrinjan alguno de los 22 lineamientos que emitieron las autoridades en febrero pasado, para la colocación de estos enseres.
En la alcaldía Cuauhtémoc es frecuente encontrarse con estas terrazas en colonias como la Roma o Hipódromo Condesa, zonas de alta plusvalía, en donde hay calles con hasta cinco o seis restaurantes con terrazas afuera.
Incluso, se observan restaurantes que abusan de este permiso con hasta 20 mesas o más afuera de sus establecimientos. La demarcación ha aplicado un programa llamado Operativo Diamante, donde incluye el retiro de enseres de la vía pública que estorban.
Ven pendientes y vacíos
Armando Rosales, presidente de la Asociación Mexicana de Urbanistas, consideró que si bien el programa Ciudad al Aire Libre permite la reactivación económica, al igual que la reapropiación del espacio público, también hay factores pendientes por evaluar, entre ellos, el cobro que hacen las autoridades a cada establecimiento por el derecho para la colocación de enseres (que asciende a un pago único de tres mil pesos), el cual es “un poco bajo” considerando la plusvalía de las distintas alcaldías.
Señaló que el cobro que se hace a los locales por hacer uso comercial de la vía pública de forma permanente no significa que estos espacios puedan utilizarse por toda la población, “son espacios que se utilizan con fines mercantiles y comerciales de manera privada, solamente para la gente que puede consumir en estos establecimientos mercantiles”, por lo que tendrían que tener un cobro adicional.
Tras recordar que esta iniciativa surgió originalmente en Nueva York —y se replicó en diversas ciudades del mundo durante la crisis sanitaria—, precisó que también hace falta que las autoridades realicen una revisión exhaustiva de la normativa para evitar irregularidades de parte de los comercios.
Esta falta, explicó, ha llevado a irregularidades de los comercios, que colocan construcciones en el área pública, bocinas, calefactores u otros artefactos, cuando ese no es el objetivo original del programa.
En el centro de Coyoacán, una de las zonas más comerciales de la capital, es frecuente encontrarse con este tipo de negocios en avenida Hidalgo, donde además de los enseres en vía pública, en algunas zonas también se utilizan los espacios entre las carpas como estacionamiento para motocicletas.
Obdulio Ávila Mayo, director general de Gobierno y Asuntos Jurídicos de la demarcación, explicó que en Coyoacán se realizan inspecciones en los establecimientos a través de la Dirección de Registros y Autorizaciones, al menos una vez por semana, para verificar que no se salgan de la norma.
Aunque el funcionario coincidió en que el programa es benéfico, ya que su objetivo era incentivar la economía, advirtió que existe “un vacío” en la misma, y mayor deliberación de parte de todos los involucrados, que incluye tanto a los vecinos como a las propias alcaldías, para formular observaciones o mejoras al proyecto.
Destacó que es una norma benéfica, pero no hubo una debida socialización con vecinos ni una mesa de seguimiento y coordinación estrecha con las alcaldías.
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