Las que concentran el mayor número de zonas con un índice de desarrollo social muy bajo son Milpa Alta, Xochimilco, Iztapalapa, Tláhuac y Tlalpan.

De acuerdo con el proyecto del Plan General de Desarrollo (PGD), que envió el gobierno capitalino y es analizado en el Congreso de la Ciudad de México, 59.9% de las manzanas de Milpa Alta y 32.6% de las de Xochimilco se encuentran en esta condición.

Asimismo, se detalla que están en esa misma situación 28.8% de las manzanas de la alcaldía Iztapalapa, 24.6% de las de Tláhuac y 22.5% de las de Tlalpan.

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“En términos de zonificación, las manzanas con menor desarrollo social se ubican en la alcaldía Iztapalapa colindante con Tláhuac, la parte norte de Gustavo A. Madero, las localidades urbanas de Milpa Alta, la zona colindante entre Cuauhtémoc y Venustiano Carranza, los alrededores de las áreas naturales protegidas Ejidos de Xochimilco y los pueblos de San Miguel Ajusco, San Miguel Xicalco, San Miguel Topilejo y Santo Tomas Ajusco”, señala el proyecto.

Por el contrario, las cuatro alcaldías que tienen más manzanas con un índice de desarrollo social muy alto son Benito Juárez (52.3%), Miguel Hidalgo (42.8%), Coyoacán (44.6%) y Azcapotzalco (27.1%).

De igual forma, el documento expone que el índice de necesidades básicas insatisfechas estima que 40.8% de la población en la Ciudad presenta pobreza muy alta o alta en términos de seguridad social y 24.2% se encuentra en pobreza muy alta o alta en cuanto a espacios y calidad de vivienda.

En tanto, en términos de adecuación sanitaria, educación y bienes durables 14.4%, 12.3% y 8% de las personas padecen de pobreza alta o muy alta, respectivamente.

“La alcaldía Milpa Alta es la que registra el mayor porcentaje de pobreza para cada dimensión, en contraste con la alcaldía Benito Juárez que presenta los menores niveles de pobreza para cada dimensión”, precisa el documento.

Cabe destacar que de acuerdo con este proyecto, en la Ciudad de México los niveles de desigualdad son elevados y no se han generado procesos sostenidos de reducción de la pobreza.

“El desarrollo sólo se logrará reduciendo las brechas de acceso de la población en el cumplimiento de los derechos y con una reducción significativa de los niveles de pobreza en todas sus formas”, se añade.

De acuerdo con el método de medición integrada de la pobreza (MMIP) de Evalúa, en 2020, 5.8 de cada 10 habitantes de la capital sufrían pobreza multidimensional: “La estructura económica actual de la Ciudad no ha logrado reducir la informalidad del empleo”.

La situación en Milpa Alta

Durante un recorrido por la alcaldía de Milpa Alta, se constató a simple vista que los datos duros se convierten en una realidad, pues en las zonas urbanas hay casas sin terminar, de madera o que tienen techos de lámina, por donde el agua de la lluvia se cuela.

Así han vivido cientos de personas desde hace varios años, pues señalan que los gobernantes sólo los buscan en tiempos de elecciones y después desaparecen.

Al caminar por las calles de Santa Ana Tlacotenco es posible percibir un ambiente cálido y fresco, pues en ese lugar la naturaleza brinda un respiro que no se siente en otras alcaldías.

En este pueblo originario pueden observarse viviendas muy humildes con techos de lámina y otras en donde las bardas perimetrales son de madera. Los dueños, con sencillez, señalan que se dedican al campo, por lo que prácticamente viven al día y no les alcanza para “un techito” o una barda de concreto.

En contraste, también hay casas muy grandes y elegantes, en donde, a decir de los propios vecinos, viven carniceros que tienen un nivel económico elevado.

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“Somos humildes y la verdad vivimos en una zona muy humilde. Hay casas que tienen un negocio mejor, por ejemplo, son carniceros y tienen una casa mejor, pero desgraciadamente nosotros somos empleados y pues no nos alcanza para tener una casa en buenas condiciones. Mi casa está en obra negra y del otro lado ya se puso negra porque el agua escurre”, relata Mireya Zepeda, vecina de la zona

La mujer cuenta que algunos de sus vecinos viven en una condición más precaria, como quienes habitan una casa frente a la de ella.

“La gente se dedica a juntar quelites o mis vecinos cultivaban maíz, pero como ya son personas grandes, pues ya no. Entonces ya sólo viven con su pensión y a esta gente humilde ya no les alcanza para tener algo mejor. Ellos batallan porque como su casa es de lámina, pues hay veces que llegan a escurrir o viven con goteras, pero es porque no tienen las posibilidades y se dedican al campo”, señala.

En San Pedro Atocpan, conocida como la capital mundial del mole, se vive una situación similar, pues existen viviendas precarias y otras muy bien hechas, debido a la diferencia en las actividades a las que se dedican las personas.

Según el Informe Anual sobre la Situación de Pobreza y Rezago Social 2023, de la Secretaría de Bienestar del gobierno federal, 37 mil 616 personas que viven en Milpa Alta no tienen acceso a los servicios básicos en la vivienda.

Además, 5 mil 846 personas habitan viviendas con techos de material endeble y 17 mil 560 radican en inmuebles con algún grado de hacinamiento.

Lo anterior se pudo constatar en el recorrido por esta zona rural de la Ciudad de México, en donde prácticamente todos los vecinos se conocen, saludan y cuidan entre sí.

Desde el mirador de la carretera a Oaxtepec se puede apreciar muy bien la mancha de viviendas con techos de lámina o bardas de madera, que contrasta con las casas bien hechas. Este es también el paisaje que ofrece esta zona, que es el conocido campo de la Ciudad de México.

Para María del Pilar Berrios Navarro, especialista de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la desigualdad económica lleva al rezago social, mismo que no se terminará únicamente con la transferencia de recursos o programas sociales, sino que requiere de un trabajo conjunto.

“El Estado, en esas obligaciones que empieza a asumir, debería no descuidar la garantía de los derechos a través de infraestructura, servicios y bienes públicos, como los servicios de educación o salud para que lleguen a los sectores más empobrecidos. Teniendo infraestructura, servicios y bienes más transferencias monetarias, podrían generar un círculo virtuoso, pero por la falta de recursos sólo se plantean una de las dos cosas”, apunta la experta.

En este sentido, comenta que se debe analizar una reforma fiscal para que quien tenga más, pague más, por ejemplo en términos de predial o agua.

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