Tlalnepantla, Méx.— “Han sido dos años de puro miedo, porque el se sigue desmoronando” afirmó Aquina, quien todas las noches duerme con el temor de que una roca caiga sobre su casa, ubicada en “el lugar más peligroso”, afirmó la mujer de 79 años al recordar el desplome de rocas del 10 de septiembre de 2021, que dejó sepultadas casas, donde murieron mujeres y niños.

En la denominada zona cero del Chiquihuite quedaron tres pequeñas crucecitas y una cruz grande en memoria de Paola, de 22 años de edad, y sus dos pequeños hijos Dilan y Mía Mayrín, de cinco y tres años, así como Mariana, una estudiante de la Facultad de Filosofía de la UNAM, quien tomaba clases en línea cuando se registró el derrumbe.

Aquel 10 de septiembre “pensé que estaba temblando, se oyó el trueno de una piedra como si la hubieran dinamitado y vimos el polvaderón que destruyó las casas”, recordó Ricardo Ramos Sánchez, quien sigue viviendo a unos metros del sitio donde se registró la emergencia. “Mire cómo están las piedras salidas”, “imagine se derrumba eso, con un temblor o una tormenta”, volverá a haber una tragedia, advirtió.

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Ahora, cada que se registra una tormenta, bajan cascadas entre el talud de piedras, afirmó Ricardo, quien habita a unos 30 metros de donde murieron sus vecinas aplastadas por enormes rocas; pese a ello, no tiene esperanza de obtener una vivienda nueva y tampoco de salir de su casa.

“En mi familia somos ocho y no cabemos en un departamento, preferimos seguir viviendo en esta casa en la que hemos vivido por 50 años”, afirmó Ricardo, un hombre jubilado de 62 años, quien vive con sus hijos y sus nietos en la calle Alpino Chamonix, también conocida como la calle del alacrán.

En tanto, Aquina García García, de 79 años, y quien vive con su esposo Esiquio Osorio, tiene temor de que se registre un nuevo desplome y no puede evitar recordar cómo las casas de sus vecinos quedaron desechas por pesadas rocas.

Tres pequeñas cruces fueron colocadas en memoria de Dilan y Mía Mayrín de cinco y tres años; así como de Mariana, estudiante de la UNAM. Foto: Carlos Mejía / El Universal
Tres pequeñas cruces fueron colocadas en memoria de Dilan y Mía Mayrín de cinco y tres años; así como de Mariana, estudiante de la UNAM. Foto: Carlos Mejía / El Universal

Los ojos de Aquina se llenan de lágrimas al pensar que va a dejar su casa, que es su patrimonio forjado con más de 50 años de trabajo como empleada de limpieza de la iglesia de Santa Cruz y de casas en la exclusiva zona de La Herradura, en Huixquilucan.

Han pasado dos años “y estamos en incertidumbre y con temor”, pues no nos han informado siquiera si lograremos ser reubicados, afirman Román Sánchez Reyes y Luis Ramos Sánchez, dos adultos mayores.

“Nos traen como papalotes”, hasta hoy y pese a que “tenemos escrituras, pagamos predial, luz, agua, no nos han informado si nos van a reubicar y dónde será, sostiene Román junto a su vecino Luis, quienes viven a 50 metros de la zona cero.

Reubicación para diciembre

Aquina es de las pocas damnificadas a las que llamaron esta semana al palacio municipal de Tlalnepantla, donde le informaron que sería reubicada en un departamento.

En total serán 354 familias afectadas por el derrumbe del cerro del Chiquihuite y que viven en zona de alto riesgo las que serán reubicadas por autoridades federales en dos nuevos desarrollos de departamentos, uno ubicado en la colonia Jorge Jiménez Cantú, frente al deportivo Caracoles, y el otro en la alcaldía Gustavo A Madero, en la Ciudad de México, dio a conocer en enero de este año la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez Alzúa.

El alcalde de Tlalnepantla, Antonio Rodríguez Hurtado, informó que las familias que viven en la cordillera de riesgo del cerro del Chiquihuite serán reubicadas el próximo mes de diciembre en 210 departamentos que están casi concluidos en la colonia Caracoles.

Buscan demoler casas en zona de riesgo

La ladera del cerro del Chiquihuite tiene rocas de más de 100 metros de largo, bajo la cual viven más de 200 familias en condiciones de alto riesgo, indicó Fabricio Montiel, titular de Protección Civil de Tlalnepantla, quien señaló que una vez que las personas sean reubicadas pedirán al gobierno federal que las viviendas sean demolidas, para evitar que vuelvan a ser ocupadas.

El riesgo de desplome está latente, admitió Fabricio Montiel, tan es así que en la última semana demolieron rocas de 200 toneladas que estaban en riesgo de caer, por lo que es importante preservar la zona de alto riesgo que se extiende en una franja de más de un kilómetro y 200 metros.

No obstante, durante un recorrido por la zona EL UNIVERSAL ubicó a familias completas que no planean dejar sus casas localizadas, incluso, junto y frente a la zona donde se registró el derrumbe, argumentando que “riesgos hay en todos lados”, “aquí no se sienten los temblores y allá donde los van a reubicar hay ductos de gas” y “de algo nos vamos a morir”.

Bajo la ladera del cerro, que tiene rocas de más de 100 metros de largo,
viven unas 200 familias en condiciones de alto riesgo. Foto: Carlos Mejía / El Universal
Bajo la ladera del cerro, que tiene rocas de más de 100 metros de largo, viven unas 200 familias en condiciones de alto riesgo. Foto: Carlos Mejía / El Universal

Por ello, las familias aseguraron que ni siquiera han acudido a ver si están incluidas en el padrón de beneficiarios para ser reubicados de forma gratuita en los departamentos construidos por el gobierno federal, porque son espacios “en los que no cabe mi familia”, “en este predio vivimos cinco familias y no creemos que a cada una nos vayan a dar una vivienda, por lo que no planeamos dejar nuestras casas”, señalaron habitantes de la calle Alpino Chamonix.

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El Atlas de Riesgo de Tlalnepantla señala como punto rojo toda la zona oriente de este municipio mexiquense, donde se localiza la colonia Lázaro Cárdenas, “la más grande de América Latina”, afirmó el alcalde Antonio Rodríguez Hurtado, al referirse a la zona donde el 10 de septiembre de 2021 fallecieron dos mujeres y dos niños que quedaron sepultados bajo pesadas rocas.

En el oriente de Tlalnepantla, donde habitan cerca de 300 mil habitantes, el riego no sólo es por las peñas del Chiquihuite, sino también por las bajadas intensas de agua durante la temporada de lluvias y tormentas, socavones, así como por las instalaciones industriales como Pemex, gaseras y otras industrias de alto riesgo que se ubican en la región.

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