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Creo estar soñando, fue la canción que interpretó Alejandra Gil, alias Madame Sullivan, durante el show que prepararon las reclusas para festejar el Día Internacional de la Mujer junto con autoridades.
Procesada por trata de personas, Alejandra Gil celebró los derechos de la mujer a lado de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y de la esposa del Presidente de la República, Beatriz Gutiérrez Müller.
Durante más de una hora, las reclusas del Centro Femenil de Reinserción Social Tepepan interpretaron canciones, hicieron coreografías y hasta recitaron discursos sobre el empoderamiento de la mujer.
El rock and roll de los años 60 provocó gritos y vítores del público en el comedor del reclusorio, donde se instalaron mesas redondas con platos, vasos y cubiertos de plástico.
Las presas, ataviadas con faldas y vestidos de colores y brillos, bailaron Vuelve Primavera, de los Blue Caps, y el Rock de la Cárcel, de Enrique Guzmán, mientras Sheinbaum y las funcionarias aplaudían.
Beatriz Gutiérrez Müller fue de las pocas asistentes a las que se les permitió ingresar con su celular al reclusorio. Cada rato se levantaba de su asiento para grabar los bailables de las internas.
Minutos después trabajadores del penal sirvieron la comida: consomé, mole con pollo y arroz, tortillas, pan, y agua de jamaica. Las funcionarias y la esposa del Presidente compartieron la mesa con varias presas.
La mandataria dijo que la celebración del Día Internacional de la Mujer en el reclusorio de Tepepan fue idea de Beatriz Gutiérrez, incluso, en tono de broma, dijo era un “complot”.
A la historiadora se le ocurrió hacer el festejo en el recinto y lo organizó con la secretaria de Gobierno de la Ciudad, Rosa Icela Rodríguez. También estuvo presente la titular del Instituto Nacional de las Mujeres, Nadine Gasman.
“Hay que cumplir con la ley, es cierto, pero todas somos mujeres. Así que estamos celebrando con ustedes el 8 de marzo porque se lo merecen también. Porque todas somos mujeres”, dijo la exdelegada en Tlalpan.
“Libertad de mente para esta en paz”. En tanto, Gutiérrez Müller afirmó que gusta de visitar ese tipo de recintos. En su discurso exhortó a las reclusas a pensar, no sólo en la libertad física, sino en la de la mente y del corazón para estar en paz consigo mismas.
Regaló varios libros, entre los que destacó Don Quijote de la Mancha, “para que no dejen de soñar”; y un poemario escrito por ella misma.
Enseguida arribó a las instalaciones la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien ya había marchado con mujeres campesinas, quien reconoció que en varios casos no se ha garantizado el debido proceso en los juicios y tampoco se ha llevado a cabo una defensa adecuada de los imputados.
Ante sus declaraciones, las presidiarias aplaudieron; una de ellas pidió la palabra. Se identificó como Isabel Linares y dijo que lleva 15 años en la cárcel por encubrir a su hijo, quien cometió un delito. “Aquí habemos muchas inocentes. El juez me sentenció a 27 años y ya no aguanto. Hablé a Derechos Humanos y no me hicieron caso”, afirmó con voz quebrada a punto de llorar.
Enseguida se escucharon decenas de gritos y varias manos se alzaron al aire para poder hablar.
“Yo estoy aquí por ir a la delegación a ver qué problema tenía mi hermana y me dieron 51 años; lo más que me han bajado es a 48”, expresó otra mujer.
Como respuesta, tanto la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, como la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, se comprometieron a revisar aquellos casos mal juzgados, pero también dejaron en claro que “quien haya cometido un delito, debe cumplir su condena”.