La advertencia de que haya un nuevo cierre de actividades por el aumento en el número de hospitalizaciones por Covid-19 en la Ciudad de México, pasa desapercibida para los capitalinos, quienes desbordan las calles del Centro Histórico y en su mayoría desconocen el anuncio hecho por las autoridades locales.
Tiendas y restaurantes están concurridos la tarde del sábado en el primer cuadro de la Ciudad. La marea humana deambula con tranquilidad por calles como Madero.
La Alameda Central, bajo los rayos del sol, luce llena desde el centro cultural José Martí, en donde se pone el tianguis de juguetes hasta el Palacio de Bellas Artes.
Se observa a hombres y mujeres, con gafas negras, sentados sobre las bancas de piedra de la Alameda, mientras niños se mojan en las fuentes y sus madres platican.
También los jóvenes se hacen presentes, algunos en grupos juegan desde sus celulares, caminan sin cubrebocas. Incluso hay espacio para la protesta, pues un grupo de personas se congrega a un costado de Bellas Artes para manifestarse, sin que se necesite la presencia policial.
La advertencia de parar la reapertura pasa desapercibida. “No vi las noticias de ayer y no sabía que podemos regresar [al confinamiento]”, comenta la señora Laura.
Añade que será un hecho que se tenga que volver al confinamiento, pues la gente no está respetando las medidas.
Opina que tampoco existe una coordinación sólida por parte de las autoridades capitalinas, pues con el cierre de algunas calles, también aquellas en las que únicamente se permite un sentido, solamente generan más congregación de las personas.
“Es muy probable [regresar al confinamiento] porque hay mucha gente en la calles, pero hay unos que no se cuidan”.
Las tiendas comerciales lucen llenas y en un negocio las personas hacen fila para ingresar. Metros más adelante, personal del Gobierno intenta controlar el flujo de la gente; sin embargo, es imposible la sana distancia.