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A horas de cumplir tres días el secuestro del estudiante Norberto Ronquillo, familiares, amigos, y compañeros de universidad marcharon en las calles de la alcaldía Tlalpan para exigir que el joven —de 22 años— reaparezca.
Fueron más de 100 personas vestidas de blanco, sosteniendo letreros con el nombre y fotografías del joven originario de Delicias, Chihuahua.
La madre del universitario, Norelia Hernández, fue quien encabezó la caminata sobre la avenida Transmisiones, en la colonia Exhacienda San Juan Huipulco, a las afueras de la Universidad del Pedregal, donde fue visto por última vez Norberto.
Durante la marcha, los compañeros del joven gritaron consignas como: “¡Vivo lo queremos!”, y también realizaban oraciones. De repente, Norelia Hernández, tras llorar por su hijo, se derrumbó en el suelo.
Mientras avanzaban resguardados por al menos cinco policías, los gritos de los familiares llamaron la atención y provocaron las miradas atentas de los vecinos de aquella institución.
Explicó, en voz alta, que Norberto Ronquillo había circulado a bordo de su automóvil por el mismo camino que ayer ellos recorrían.
Datos. Se sabía, hasta esos momentos, que el universitario salió el martes 4 de junio alrededor de las 21:30 horas de la universidad en su auto. Minutos antes de dejar el instituto, mandó un mensaje vía celular. Eso quedó registrado en las cámaras de seguridad.
Los familiares recibieron una llamada de los secuestradores y de inmediato interpusieron la denuncia ante la PGJ; la madrugada del miércoles pagaron el rescate, pero no han sabido nada de Norberto.
Una de las quejas de la Rectoría, que quedó expuesta durante la movilización, es que la procuraduría local no activó los protocolos de búsqueda necesarios en cuanto los seres cercanos al joven reportaron su secuestro.
Por esto es que Armando Martínez anunció que se cerraría el paso vehicular en la avenida Acoxpa en su cruce con Federación Mexicana de Futbol, en la colonia Lázaro Cárdenas.
Los policías que los acompañaban tomaron sus radios, avisaron a sus superiores y redirigieron a los automovilistas hacia otras calles.
Minutos después, bajo los rayos del sol de mediodía, los manifestantes entregaron boletines de búsqueda que ellos mismos modificaron e imprimieron. Estas hojas gruesas, tamaño carta, tenían dos fotos de Norberto sonriente y sus señas particulares.
En una breve entrevista con EL UNIVERSAL, la madre de Norberto pidió respuestas a la procuradora capitalina, Ernestina Godoy: “Le pido a ella, no como procuradora, sino de madre a madre, que por favor agilice las cosas, que ella tiene ese poder para encontrar a mi hijo con vida”.
Norelia Hernández se refiere a su hijo, quien estudia Mercadotecnia y estaba a unos cuantos días de graduarse de la carrera, como “un niño muy especial, que siempre está ayudando, hacía labor social; en todos los programas de la escuela estaba, es un muchacho educado… igual y piensan que soy exagerada, pero los mismos maestros dicen que no es problemático. Él tenía su beca, venía de Chihuahua con muchos sueños, quería seguir estudiando, tenía a su novia. No tomaba, no fumaba.
“[Pero] aunque fuera otro tipo de niño, no se vale que pase esto, ninguna persona… no es posible que no podamos estar en la ciudad tranquilos, con ese temor”, externó.
Minutos después, el rector Martínez anunció que recibió una llamada del jefe de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Jesús Orta Martínez, para pactar una reunión en las instalaciones del búnker, en la colonia Doctores, alcaldía Cuauhtémoc.