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Pese a las constantes solicitudes de concesionarios de taxis, microbuses, camiones y combis para elevar la tarifa, los usuarios consideran que no es viable, pues acusan que prestan un pésimo servicio y las condiciones de las unidades no ameritan que el pasaje sea más caro.
“Todo está en malas condiciones, en la ruta que va de Tláhuac a Tasqueña hay jóvenes que conducen, no tienen respeto al pasaje y van echando carreritas”, comentó Magdalena, usuaria de los camiones de la ruta 50, que va de Mixquic al Metro General Anaya.
EL UNIVERSAL realizó un recorrido por las calles de la Ciudad de México, utilizando estos medios de transporte, para identificar la calidad de las unidades, la forma de conducir de los operadores y el trato hacia los usuarios. En el caso de los microbuses, en diferentes rutas, se observó que la mayoría de las unidades son viejas y están en malas condiciones.
En el paradero de Santa Marta, en la alcaldía Iztapalapa, se reúnen diversas rutas y, a pesar de que hay algunos espacios para estacionarse y hacer base, la mayoría busca el pasaje en segunda fila, sin importar la seguridad del usuario.
Luego, aumenta precipitadamente la velocidad haciendo que la gente que va de pie pierda el equilibrio; el operador, de no más de 20 años, acelera cada que ubica a un posible pasajero, tratando de ganarle a otras unidades.
Según la última encuesta realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de los más de 15 millones de viajes que se realizan en un día entre semana en la Zona Metropolitana del Valle de México, 50.9% son mediante colectivos, siendo el microbús el más utilizado.
La tarifa de estos medios de transporte, aprobada en 2017 por el gobierno capitalino, es de 6.50 pesos para unidades en corredores concesionados; su precio ordinarios es de siete pesos en servicio ejecutivo y en el caso del nocturno, que empieza a las 11 de la noche y termina a las seis de la mañana, aumenta 20%.
Para microbuses y vagonetas el precio es de cinco pesos por los primeros cinco kilómetros; para más de cinco kilómetros el costo va de 5.50 a 6.50 pesos. En el caso de autobuses la tarifa es de seis pesos para los primeros cinco kilómetros y hasta siete pesos por más kilómetros recorridos.
Pese a la existencia de la tarifa de precios, algunos de los conductores deciden cobrar la tarifa máxima, aunque el viaje del usuario sea mínima, como en la ruta 50, en la que el pasaje es de siete pesos para cualquier distancia.
En esta ruta hay unidades que están en muy malas condiciones, incluso los asientos están desoldados y en época de lluvias tienen un gran número de goteras.
Durante el recorrido, el conductor de la ruta mencionada decidió suspender su camino y exigirle a los usuarios cambiarse de unidad, al pedirle una explicación, comentó: “Porque voy vacío”.
“Siempre hacen lo mismo, ven que no se llenó y nos bajan del camión a otro que va bien lleno y tenemos que irnos parados. Aún así quieren su aumento, son una burla”, dijo Ana Karen, usuaria. Es por eso que en el Valle de México las personas apuestan por una app.