La avenida Tláhuac luce limpia. Gradualmente fueron retirando los escombros, fierros retorcidos, cables y el caos que hace un mes dejó el desplome de dos vagones de la Línea 12 del Metro por el colapso de una trabe, que provocó la muerte de 26 personas y más de 87 heridos. Los vecinos y curiosos que durante los primeros días abarrotaron el lugar, ahora están ausentes.
En la zona cero, los comerciantes detallan que conforme los días y las semanas transcurrieron, dejaron de aparecer los curiosos. Las veladoras y las flores depositadas en el altar colocado frente a la entrada de la estación Olivos están totalmente consumidas y marchitas.
Los cartelones en los que se exigía justicia también lucen apagados, consumidos por el sol y por las lluvias.
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“He visto en las noticias que las familias de los muertos, piden justicia y todo eso, pero aquí ya no han regresado. Todos continúan con sus vidas normales y no sé si es por eso, pero cada día nos queda menos recuerdo de lo que pasó; lástima, porque si a la gente se le olvida, a las autoridades también, y quién sabe si encuentren paz las familias”, comenta Maricela mientras prepara una torta, ambulante que la noche del 3 de mayo presenció el desplome del Metro.
En los alrededores, los negocios también retoman la normalidad. La gasolinería frente a donde se cayeron los vagones y que por una semana suspendió el servicio vuelve a funcionar en su totalidad.
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La plaza comercial de enfrente abre sus puertas. Las cafeterías y fondas que están sobre la misma avenida pasaron de convertirse en uno de los puntos de reunión a lo que eran antes, donde incluso extrañan a los curiosos que se acercaban a ese lugar a preguntar por lo sucedido.
“Las primeras semanas sí hubo más gente, llegaban de todos lados. Familias que son de la misma Ciudad, pero que no conocían este lugar pues no tenían a qué venir, llegaban y tomaban café y contemplaban la tragedia. Luego, cuando estaban levantando los vagones y todo el concreto seguían llegando, pero mira, pasó un mes y ya ni los curiosos se acercan”, narra un mesero de una cafetería que reconoce que las ventas han bajado por las pocas visitas.
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Los deudos no se congregaron en el lugar ni los familiares de los heridos , aunque por la noche se esperaba una comitiva justo a las 22:00 horas, cuando a decir de las autoridades, ocurrió la tragedia en el Metro, pero no estaba confirmado.
“La cosa es que si ya les empezaron a pagar y a dar todo lo que piden, se fueron calmando, la verdad quién sabe, pero lo único cierto es que ya no se deja ver la gente por estos lugares”, concluye el mesero.